Ubicada en el Palau Cervelló de la calle Montcada de Barcelona, Six N Five e Isern Serra han dado forma a la nueva concept store del Moco Museum. Un recorrido por curvas y texturas reblandecidas que aspiran a evocar el imaginario digital del metaverso.
Un refugio para el arte digital en el Moco Museum
El Moco Museum es una suerte de digest de arte contemporáneo, un museo mainstream que se activa al reclamo de artistas-celebrity como Banksy, Damien Hirst o Takashi Murakami. Promovido por una pareja de galeristas neerlandeses, abrió en Ámsterdam en 2016 y, hace poco más de un año, inauguró una segunda sede en Barcelona, en el Palau Cervelló de la calle Montcada. Un éxito de público. Por supuesto, sus fundadores se interesaron enseguida por el fenómeno NFT y el arte digital y, a consecuencia de ello, han abierto ahora una concept store en la misma ubicación.
No se trata de la tienda del museo, ese lugar donde se venden publicaciones y memorabilia, sino del museo en forma de tienda, en otro formato. Además de obras tangibles y coleccionables como los juguetes de Be@rbricks o Mighty Jaxx, la idea es comercializar arte digital, así que se busca recrear o evocar un interior virtual, un fragmento de metaverso analógico y físicamente utilizable. A través de una doble puerta abierta en la piedra oscura y rezumante de la fachada del palacio, uno advierte un espacio terso, blando y rosado, en parte orgánico —por sus esquinas redondeadas—, en parte delicadamente lisérgico por su brillante y conseguida luz indirecta, que no distingue suelos, techos ni paredes.
El imaginario futurista de Isern Serra y Six N Five
El diseño deriva de la NetJets Collectors Lounge, una propuesta realizada para el Moco Museum en la última Art Basel con intenciones parecidas a la tienda por Six N Five —el estudio especializado en imágenes CGI de Ezequiel Pini—, pero muy mejorado por el acreditado oficio interiorista de Isern Serra. A él se deben la muy lograda ejecución en fibrocemento y la cuidada iluminación desde raíles que hienden dulcemente el techo o desde óculos retroiluminados y plafones a medida.
Es curioso observar cómo los entornos virtuales que habitualmente desarrolla Pini—que incluyen, entre otros, la participación en una promoción inmobiliaria en el metaverso—recrean en soporte digital las texturas y apariencias de la realidad táctil. Sin embargo, en este caso se recurre a códigos comunes desde los años sesenta para sugerir amables ambientes futuristas, al modo de Verner Panton o Joe Colombo: perfiles curvos, suave desmaterialización. Un significativo intercambio aspiracional. El metaverso busca la dureza ilusionista del espacio real, mientras que los interiores reales, cuando evocan el metaverso, generan universos amortiguados, reblandecidos. Un bucle de contaminaciones inversas que da que pensar.
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