Han pasado más de cincuenta años desde que Yoko Ono y John Lennon se metieron entre las sábanas blancas de una cama, en una habitación de Montreal, para pedir el cese de la guerra de Vietnam y darle una oportunidad a la paz. En un contexto de conflictos bélicos por diferentes continentes, el arte no puede mirar para otro lado, y así lo vemos en Ecologías de la paz: un proyecto comisariado por Daniela Zyman en el C3A de Córdoba.
La última apuesta de TBA21
La exposición está compuesta por una selección de más de cincuenta obras de la colección TBA21 (Thyssen Bornemisza Art Contemporary), a la que se suman nuevas piezas realizadas ex profeso para la muestra. Después de Futuros abundantes y Remedios, esta exhibición cierra la trilogía ideada por la comisaria, Daniela Zyman, y también lo que podrían ser las relaciones entre la propia fundación y el C3A.

Más allá de pensar la paz como un concepto que nace por oposición a la guerra, la tesis que se despliega aquí se centra en las relaciones pacíficas. Unas relaciones entre los humanos y no humanos con el entorno, que se ven entrelazadas y enredadas con cuestiones ecológicas, coloniales y extractivistas, y que ya se han trabajado en proyectos precedentes. Porque es imposible pensar en sostenibilidad y respeto hacia el planeta sin ser sostenibles ni respetuosos entre nosotros mismos.

De ese modo, Ecologías de la paz plantea una manera de repensar el mundo y nuestras relaciones con él, pues como sugiere Zyman en el texto curatorial, “la paz no solo implica acabar con la guerra, sino también prestar atención a prácticas sociales e individuales que abordan, reconcilian y reparan las pérdidas, lesiones y heridas que persiguen a las sociedades posconflicto y preconflicto”.


Arte contemporáneo en el C3A
Así, a lo largo de las diferentes salas del centro podemos disfrutar de obras como los Abrazos, de Daniel Otero Torres; el muro de separación y vigilancia, de Neïl Beloufa; la amenazadora instalación de aviones de juguete que penden del techo en Parade (2004), de Fiona Banner; las intervenciones cromáticas en los periódicos que narraban la caída del muro de Berlín en Art for Modern Architecture, de Marine Hugonnier; los tickets de bus en alusión al transporte escolar en Palestina, de Jasbir Puar y Dima Srouji; la irónica visión 3D de Make Tofu Not War, de Goshka Macuga; el despliegue fotográfico del estudio de Hashem el Madani en los trabajos de Akram Zaatari o el impresionante encapsulado de AK-47 vs. M16, 2015, de The Propeller Group.

Entre las propuestas que se han concebido ex profeso para el proyecto, destacan los contramapeos de la española Cristina Lucas: ambos tratan sobre la violencia armada en la población civil durante tiempos de disputa y se han integrado en la entrada del edificio y en el interior. También Cosas amargas: La cocina, de la palestina Mirna Bamieh, que une relatos e historias sobre las naranjas amargas del exterior del C3A con las de su Palestina natal; e, igualmente, el retrato audiovisual de la activista afroamericana Angela Davis en el videomonocanal, de Manthia Diawara, o el escalofriante The Center for Spatial Technologies (CST) sobre el asalto al Teatro de Mariupol durante la ocupación rusa y la guerra en Ucrania.

Ecologías para la paz es una búsqueda de soluciones justas y reparadoras para un mundo en una guerra permanente. Un primer capítulo a partir del cual pensar de qué forma el arte nos puede ayudar a imaginar y a construir otros futuros más pacíficos.

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Hasta el 30 de marzo de 2025.