La firma italiana Olivari es otra de esas longevas empresas familiares cuyo apellido ha conseguido cierto eco aristocrático gracias al exquisito prestigio de su trabajo. Dedicada a la fabricación de manillas de puerta, Olivari fue fundada en 1911. En los años 30 dio inicio a lo que convertiría en uno de sus esenciales rasgos de identidad y una de las razones de su constante vigencia: la estrecha colaboración con figuras protagonistas del diseño y la arquitectura. Primero con los más reputados nombres locales como Ponti, Asti, BBPR, Mangiarotti, Colombo… muchas de cuyas piezas siguen en producción. Cuando comenzaron su expansión en los 80, además de seguir contando con los más apreciados profesionales italianos, ampliaron su catálogo reclutando a imprescindibles creadores internacionales.
Una de las más recientes incorporaciones foráneas es Rem Koolhaas, que se suma a la lista de arquitectos globales de primera línea que colaboran con la firma. Su propuesta se llama ABC y está basada en la arquetípica simplicidad de una sección cuadrada. Paradigmática de su estilo minimalista es Icona, del diseñador belga Vincent van Duysen, un objeto de alta ergonomía que plantea un juego de contrastes entre lo redondo y lo plano, y crea un inesperado efecto estético. Ampliando su nómina de indispensables del diseño italiano, Piero Lissoni ofrece Plume, un pomo clásico y moderno, esbelto y liviano como una pluma.
Tres nuevas propuestas con las que Olivari nos recuerda la crucial importancia de la manilla: ese discreto elemento con el que, inadvertida o trascendentalmente, abrimos y cerramos puertas.