
Casi todo gran disco de los denominados “de culto” se asocia a una portada memorable que, de una u otra forma, lo completa. En algunas ocasiones incluso, la carátula de un álbum se eleva a la categoría de icono, y adquiere tanta importancia como cualquiera de los temas que lo compone, perdurando en el imaginario cultural de su generación. Detrás de muchas de esas “portadas míticas” hay nombres de importantes diseñadores y artistas, que han materializado en imagen la “quinta esencia sonora” de muy diversos trabajos discográficos. Es ahí, dentro de este selecto grupo, donde Vaughan Oliver tiene un hueco especial, desde los años ochenta, siendo uno de los creadores más sustanciales, impredecibles y, por momentos, inquietantes.
De la cabeza de este inglés, y de sus colaboradores, han nacido portadas y carteles para un amplio número de bandas del sello independiente 4AD, pero, sin duda, tenemos que subrayar su reconocida participación en los proyectos del grupo estadounidense Pixies; punta de lanza para toda una generación de músicos sin los que nos sería imposible entender la “cultura independiente” de los noventa.
Las composiciones de Oliver desprenden una esencia surreal y, por qué no, cierta tenebrosidad. Montajes esencialmente fotográficos cargados de simbolismo; que en ocasiones se plasman con muy pocos tonos y, en otras, repletos de colores saturados y de superposiciones de texturas y trazos. Por supuesto, también hay que mencionar el uso irreverente que hace de las tipografías, a menudo apostando por la palabra manuscrita y desproporcionada. Todo ello suele desembocar en obras que transitan entre lo poético y lo posmoderno, de forma certera y fabulosamente expresiva. En definitiva, un estilo muy particular el de este británico, que ha tenido gran influencia en otros diseñadores de todo el mundo.
El próximo 28 de junio, Vaughan Oliver estará en Madrid y será ponente en el MAD 2014. Nosotros estaremos allí para contároslo próximamente.























