Quien conozca la labor de Simona Garufi sabe que contar historias es algo intrínseco en sus espacios. Y su trabajo en la pasada edición de MIAD no podía ser menos. It’s a sin recogía el relato de los siete pecados capitales de nuestro tiempo a través de un immersive space único: una iglesia desacralizada.
El immersive space de Simona Garufi en MIAD
Eventos como MIAD —la feria de interiorismo y arte celebrada el pasado mes de marzo en Madrid— son, a veces, un campo de pruebas: el lugar perfecto para que los diseñadores puedan explorar ideas rupturistas y planteamientos poco convencionales. En esta línea, siempre son reseñables las intervenciones de Simona Garufi. Con un delicado equilibrio entre arte, arquitectura e interiorismo, Garufi sabe generar propuestas conceptuales que van más allá del diseño de espacios.
It’s a sin —su pabellón en esta primera edición de MIAD— era un immersive space con el que la diseñadora nos quiso mostrar su visión del pecado, al que definía como “una programación que la sociedad inserta en tu cuerpo; a veces se convierte en tu superpoder, otras es el fuego que enciende tu rebeldía y muchas es lo que te mata”. Para darle forma a este discurso, Simona concibió una escenografía religiosa inspirada en la configuración axial y simétrica de los templos de cruz griega.
It’s a sin. Un promenade por los siete pecados capitales
En un área reducida —y con el apoyo de firmas como La Ebanistería, Domo Studio, LedsC4, Baswa Acoustic, Sapienstone, Buo Madrid, Airzone y Lighting Stone—, elaboró un promenade a modo de viacrucis donde se abordaban los siete pecados capitales conectados con la cultura contemporánea: dependencia tecnológica, redes sociales, sobreexposición… Y todo ello con un cierto clima de clandestinidad. El acceso se llevaba a cabo por un pasadizo secreto, oculto en una gran librería atravesada por los versos más célebres de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Es un tema recurrente en los trabajos de Garufi que el decorado transmita un significado y potencie una expresión artística.
En It’s a sin, la atmósfera sacra —y barroca— se originaba a través de la capacidad de asombro que destilaba el entorno y las obras que lo ocupaban. Entre otras, las esculturas eróticas de Nutskull o las pinturas Insult of Jury, de los hermanos Chapman, reinterpretando los Desastres de la guerra de Goya. Toda esta teatralidad quedaba subrayada por una estructura de iluminación domótica que contrastaba con las geometrías eclesiales de los arcos, el despiece del pavimento o el exquisito mobiliario de La Ebanistería. Sin olvidar la performance Butoh que, como una coreografía sensual, evidenciaba la base conceptual de It’s a sin: cómo la perversión del autojuicio se produce cuando se comete el pecado mismo.
En un ejercicio de seísmo emocional —o casi—, la arquitecta italiana afincada en Madrid materializó una propuesta cuyas líneas de fuga nos liberaban y, a la vez, nos enfrentaban a nuestra intimidad más oscura. It’s a sin demostró que el interiorismo puede ser una estrategia de reflexión e incluso un manifiesto vital. Gracias a sus enfoques periféricos, Simona ha logrado convertir el espacio en un instrumento de introspección. En este caso, para exponernos ante nuestras verdades más incómodas.
La Ebanistería, Domo Studio, LedsC4, Baswa Acoustic, Sapienstone, Buo Madrid, Airzone y Lighting Stone.
