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Villa Ronde

Algunos proyectos de arquitectura van más allá de un ingenioso aprovechamiento del espacio, e intentan establecer también un puente entre la realidad y otras dimensiones. Sin hablar de ciencia ficción ni de espiritualidad, resulta interesante ver cómo el estudio franco-japonés Ciel Rouge Création entiende sus trabajos. Formada por el galo Henri Gueydan y la nipona Fumiko Kaneko, este despacho inventa realidades arquitectónicas y las presenta bajo términos como fusión, amalgama, desapego o infinito. Un mundo semántico a medio camino entre la aldea global y el sentimiento zen. La colaboración de este tándem empezó en 1991 con el diseño de un jardín privado dedicado nada menos que al “pensamiento del cielo y de la lluvia”. Y este sería el punto de partida para las obras realizadas durante dos décadas tanto en ámbitos residenciales, como culturales, industriales o educativos, sin olvidar dos iglesias protestantes construidas en Japón. De hecho, Gueydan y Kaneko conciben la arquitectura como una relación entre el cielo y la tierra con la que crear un elemento intermedio que se integre en el entorno.

Hasta aquí parece un decálogo ambicioso, pero se entiende a la perfección viendo Villa Ronde edificada en la costa de Japón. Se trata de una vivienda que se funde con el paisaje por su forma escamoteada en la roca y las plantas circundantes. Un pequeño trozo de tejado curvo asoma como un tímido voladizo dejando el resto de su cuerpo bajo treinta centímetros de tierra y vegetación. Mirada de frente, la residencia ostenta un gran ventanal ovalado frente al mar y pequeños orificios que propician la entrada de luz natural en el interior, a la vez que preservan la intimidad de las áreas privadas.

El edificio es una estructura perfectamente redonda que internamente se distribuye alrededor de un patio con la misma forma. Más allá del resultado estético, la forma de Villa Ronde se concibe como una solución para resistir la embestida de los vientos provocados por los eventuales tifones. La circularidad de la construcción provee además una máxima eficiencia energética; el aire transita en círculo para facilitar la ventilación natural y regular la temperatura interior. También se ha creado una doble fachada y se ha recurrido a un doble acristalamiento para un mejor aislamiento térmico.

Dentro, el espacio se modifica según las necesidades, pues se puede parcelar o dejar diáfano. El propósito es hacer del conjunto una vivienda, una casa para invitados, un museo privado y una piscina interior.

Entre el mar y el cielo, la casa museo Villa Ronde funciona como el elemento intermedio del que hablan sus autores: un hito constructivo que facilita la comunión entre naturaleza y arquitectura.

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www.cielrouge.com

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