David Bestué en el Museo Reina Sofía

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Rosi Amor y la escultura que late

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

Hace una semana, cuando repasaba aquellas exposiciones que más me habían gustado de 2017, no vacilé en compartir en Facebook la que sin duda ha sido mi exposición favorita del año pasado : Rosi amor de David Bestué.

Desde el 13 de septiembre y hasta el 26 de febrero de 2018 en el Reina Sofía, David Bestué, escultor, despliega a lo largo de diversas salas, una sucesión de objetos encontrados o creados desde cero a través de técnicas como el corte láser o el molde.

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

Cuando accedes a la primera estancia que da comienzo a la muestra, vemos una serie de “péndulos” o relojes sin manillas, ni números, de apariencia fría, construidos con metacrilato y tomando como referencias estéticas, aquellas desprovistas de vida y muy comúnmente utilizadas en la “época de la burbuja inmobiliaria”. Estas piezas nos trasladan la estética de los grandes edificios sin alma, creados para “albergar las sedes de las empresas más grandes del país”. Con ellas, el escultor habla de zonas como Sanchinarro o Las Tablas.

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

La segunda sala es totalmente distinta y contrasta con la primera. Aquí el escultor se transforma también en poeta. Estamos ahora rodeados de piezas vivas, que laten.

Mediante resina y la pulverización de materiales orgánicos e inorgánicos de diversas procedencias, como se explica en el libreto que acompaña a la muestra, Bestué crea composiciones a partir de moldes de objetos encontrados. La mezcla de las sustancias pulverizadas y moldeadas en otros objetos nuevos y su posterior composición en grupos diversos, adquiere un nuevo poder y crea significados evocadores y muy bellos. El escultor nos remite ahora al barrio de Vallecas : “Se trata de una España popular, porosa, vallecana”, nos dice.

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

Culmina titulando cada “poema de resina” de formas tan potentes como estas : “Mermelada de Atocha sobre plato de Cerro Testigo en estaría de sal” o “Motor de sangre sobre banco de arena y vasos de hueso y mármol”.

La exposición se completa con una acumulación de “elementos del pasado sin jerarquía ni orden”, convirtiendo en una especie de trastero o cripta la Sala de Bóvedas del museo en la que “se mezclan diferentes tiempos históricos”; una serie de naranjas esparcidas por el suelo que pueden verse si nos sentamos en un banco junto a su farola que el artista ha colocado estratégicamente ahí, como si quisiera regalarnos tiempo para observar, y finalmente una escultura colocada en el exterior del Reina que se activa justo a las 00:00 horas, con el cambio de día.

 

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

Cuando visité la exposición por primera vez, estuve observando a algunos otros visitantes y escuchando sus comentarios. Muchos de ellos disfrutaban de lo que allí acontecía y otros tantos no entendían nada y no eran capaces de recibir ninguna de las experiencias que el autor allí nos estaba ofreciendo, se preguntaban en voz alta, la eterna y perpetua pregunta : “pero…¿esto es arte?”.

David Bestué en el Museo Reina Sofía. Rosi Amor y la escultura que late

Podemos acudir a esta exposición, predispuesto a verla, al menos de dos formas : una para disfrutar de los materiales y las formas, acercarnos a cada pieza y comprobar cómo están hechas, comprender la riqueza de esas denominadas sustancias pulverizadas que las conforman o la dificultad de obtener un molde de un “melón con todas sus pepitas”. También podemos, además de eso, quedarnos atrapados en todos los viajes que el autor nos propone, recordar nuestros propios viajes por el Madrid más desalmado de los edificios negros de espejo, las entrevistas de trabajo en grandes empresas, o el Madrid monumental, imperial, de los turistas, el Madrid popular y acogedor del que lleva aquí diez años viviendo. Cualquiera de estas dos formas de visitar la exposición nos haría salir de allí con la certeza de que hemos vivido una experiencia imprescindible.

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