Es tremendamente complicado construir una imagen que hable del mundo interior. No es que haya uno solo, ni mucho menos, hay tantos como personas; o mejor dicho: tantos como artistas. Después de estudiar neurociencia, biología molecular y filosofía, Malin Bülow se había inclinado a ser diseñadora.
Entre la performance y la escultura dinámica.
Fue en 2011 cuando Malin Bülow encontró un trozo de tela enorme en mitad de una iglesia de Ámsterdam. Lo cortó, se hizo una caperuza y la enganchó a distintos objetos que en ese momento la rodeaban. Así empezó su carrera como creadora ―y, por consiguiente, la materialización de su yo más interno―, moviéndose entre la performance y la escultura dinámica.
Lejos de ser únicamente un ejercicio de autorreflexión, el objetivo de su trabajo es claramente el de inducir estados emocionales en el espectador. Estados de los que quizá no era consciente antes o para los que no tenía palabras concretas. “El arte para mí es el potencial de aumentar la sensación de ser.
Te acerca a la vida e inicia una comprensión más profunda de ella mediante formas no verbales”. La artista sueca Malin Bülow busca la pura empatía, la conexión con la que el observador se vea a sí mismo envuelto por uno de esos trajes elásticos, cegado por la luz, pero dinámico, vivo.
Static tension, New page o Firkanta elastisitet- Skulptur 1 demuestran que su obra es 100% site-specific. El lugar es siempre su punto de partida. “Con mi última instalación en la Bienal de Lyon ―Elastic Bonding―, me sentí directamente atraída por la luz que se proyectaba a través de las enormes ventanas del techo, así que fue esta la que estructuró todo lo demás”.
Malin Bülow. Desafiar la clásica quietud de la escultura
Ella confirma que trabaja sola hasta que entran los bailarines a escena. Primero desarrolla las ideas a pequeña escala con maquetas, después se ocupa de desafiar la clásica quietud de la escultura, lo que confía a los performers. “Los profesionales de la danza tienen un conocimiento corporal muy sensible y solo ellos consiguen llevar mi concepto a la acción. Además, algunas de las actuaciones duran hasta tres horas y media y se necesita una resistencia determinada”.
No criticaré a Malin como artista ―no se me ocurriría―, pero sí lo haré como traductora, puesto que ha encontrado un lenguaje matérico universal que remite y sustituye a lo más personal de cada uno: el tamaño del yo, el ego, la piel. “La licra extendida es para mí una forma de estirar al huésped, de agrandar nuestro límite”.
Y yo añado que también es una forma de valorar la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno ―Your balls are too heavy to carry―, en sociedad ―Scenario 2― o con nosotros mismos ― Platår för sekundära hudar ―. Como decía al principio, construir una imagen que realmente hable del mundo interior es complicado, pero resumir las infraestructuras internas del ser humano gracias a estatuas en movimiento, lo es más. Mucho más.
