Hasta el 1 de septiembre, el edificio Sabatini del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acoge Hello Everyone: la primera retrospectiva de la performer Laia Estruch.
La nueva etapa del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Un almacén de volúmenes y sonidos. Un laboratorio de gestos y casi palabras. Un repertorio editado y sampleado. Una puesta en escena de lo que está por venir. En Hello Everyone están presentes todos los trabajos que Laia Estruch (1981) ha realizado desde 2011 hasta la actualidad. Un compendio de esculturas, artefactos e “instrumentos” ideados para sus performances, además del registro sonoro, visual y gráfico derivado de los procesos de investigación que la artista encuerpa.

Asimismo, esta será la primera exhibición del programa que va a desarrollar Manuel Segade como director del Museo Reina Sofía en los próximos cuatro años. Una apuesta que, ocupando la cuarta planta del edificio Sabatini, nos invita a pensar en cuál puede ser el modo de abordar este nuevo despliegue de la colección que se irá fraguando a lo largo de 2025. Y comenzar con una muestra sobre cuerpo y tanto color hace que se respiren nuevos aires en la institución.


Como un extraño playground de estructuras y dispositivos, la exposición —maravillosamente comisariada por Mariana Canepa y Max Andrews, de estudio Latitudes— plantea el reto de enseñar la trayectoria de Laia Estruch sin «poner el cuerpo» en escena. Solo en las proyecciones audiovisuales y en los altavoces, diseminados por las paredes blancas, se percibe la corporeidad de la creadora; igual que en las proporciones de sus piezas, que toman el cuerpo de la artista como medida para ser performado.

¿Dónde está el cuerpo de Laia Estruch?
Son muchas y diversas las articulaciones en torno a esta materia, desde aquel iniciático Jingle (2011) —que da título a la retrospectiva— hasta la lengua escultórica derivada del proyecto de investigación Aguas vivas, dentro de la asociación Concomitentes y desarrollado en Llanos de Penagos (Cantabria). Un inmenso repertorio de sonidos y movimientos ligados íntimamente a esas estructuras de diferentes componentes que las han hecho posibles. El cuerpo de Laia acarició los inflables (Moat, III, 2017), se deslizó en el agua entre ellos (Crol, 2019), se recostó y botó. Pero también se adaptó a las sinuosas siluetas de metal, a los textiles de Cometa (2022-2024), se tumbó en armazones que se activaron con el movimiento de su fisicidad y que ahora aparecen como fragmentos (Ganivet, 2020-2025).

Una edición de aquello que fue, ya que Hello Everyone ha sido concebida como investigación y archivo, pero huyendo de la narración cronológica para provocar nuevos afectos, diálogos y con-vivencias de trabajos que nunca aparecieron juntos. Esto lo vemos en cómo Zócalo (2022) —que ganó el Premio Alhambra en su sexta edición— dormita bajo parte del abovedado de Trena (2023-2025), una de sus propuestas más conocidas. Realizada originalmente para la Sala Oval del MNAC (Museo Nacional de arte de Catalunya) a modo de trenza hinchable —cuyos túneles son neumáticos entrelazados— incitaban a los visitantes a penetrar en ella y recorrerla. Siendo la primera instalación de Estruch con la que el público podía interactuar, Trena se exhibe aquí en diferentes versiones: Trena Puente, Trena Cortina, Trena Toldos y Trena Petates.


En otras palabras, como un cortinaje que divide la sala, como una bóveda que nos descubre el exterior del museo, como un puente que no puede ser transitable más que con la imaginación o como un petate cerrado a la espera de ser abierto y activado. Piel, esqueleto y elementos que, en su potencia, intuyen nuevos recorridos y desvíos futuros en el ejercicio de la creadora. Y esta convivencia afectiva de obras también aparece en otros momentos, como en una esquina empapelada con la pieza /fu:d/ (2014). Este escenario sirve de reposo para un inflable de crol y otra intervención que, nuevamente, duerme a la espera de ser activada por un amplio programa de performances, que Laia Estruch irá desplegando en varias ocasiones. Un mix de su porfolio entre el 26 de febrero y el 1 de septiembre, fecha de clausura de Hello Everyone.

Materia vibrante en la performance
Al visitar la exposición, me vino a la mente la noción de ensamblaje de Jane Bennet en Materia vibrante. Para Bennet, los ensamblajes son “agrupaciones ad hoc de elementos diversos, de toda clase de materiales vibrantes. Son confederaciones vivas, que palpitan, que tienen la capacidad de funcionar a pesar de la persistente presencia de energías que las socavan desde dentro. (…) El ensamblaje no es nunca un bloque impasible, sino un colectivo abierto, una suma no totalizable”.

Paseando por la muestra, pude escuchar el pálpito de todas sus creaciones, vibrando en el interior de esa memoria compartida y estos casi quince años de carrera. Son difíciles y siempre escasas las palabras con las que poder abordar la labor de Laia, porque muchas de ellas permanecen escondidas entre el pulmón y la garganta. Hello Everyone. My name is Laia Estruch.

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Hasta el 31 de julio de 2025 en la Sala Sabatini del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.