Maison & Objet es para un diseñador lo que Disneyland Paris para un niño de 8 años. Dos veces al año todos los que nos dedicamos al diseño, al interiorismo o la decoración contamos ansiosos los días para descubrir tendencias, propuestas. Para inspirarnos y respirar creatividad. El año para cualquier interiorista comienza y acaba en París. Y la cita de septiembre –del 5 al 10 de septiembre- ya apunta maneras.
Como cada edición pre-otoñal en la capital francesa, descubrimos el premio a la Diseñadora del año en Maison & Objet otorgado por la organización y que entre año recae sobre la arquitecta Laura González, quien, según Maison & Objet, es tan prolífica como talentosa. Con 37 años y ascendencia española, lleva dos años seduciendo a los parisinos con proyectos que presumen de un marcado estilo “clásico renovado”.
Formada en la Escuela de Arquitectura Palais-Malaquais y desde que creó su estudio hace ya más de 11 años, Laura González es conocida por dejar una impronta muy personal en todos sus proyectos: “Necesito que los lugares tengan alma”. El Alcázar, el Hotel Christine, la cervecería La Lorraine, Manko, Noto, las boutiques Louboutin de Barcelona y Ámsterdam, o las de Cartier en Estocolmo, Zúrich o Londres. Su arquitectura es una mezcla de infinidad de tendencias y su propia imaginación, la cual parece una fuente inagotable de recursos.
Diseñadora del año en Maison & Objet es arriesgada en su elección de materiales. No le asusta ser maximalista y huye del menos es más. Se mueve por pura intuición, como le ocurre a su mentora de decoración, Madeleine Castaing. “Me gusta multiplicar los detalles, para asegurarme de que, dondequiera que se asiente el ojo, ocurra algo”, asegura Laura. Un tropismo de mezclas y emparejamientos que ya se reveló en su primer proyecto, recién salida de la escuela (con tan sólo 26 años). En esa ocasión “revivió” el Bus Palladium, una meca de las noches parisinas, mezclando nada menos que treinta y cinco tipos de papeles pintados, amueblándolo con objetos de chinés y devolviendo el latón al gusto del día.
No podemos prever todo lo que descubriremos en septiembre en un París donde las primeras hojas de los árboles empezarán a caer. Pero sí podemos asegurar que solo por descubrir un poco más a fondo el ecléctico trabajo de la arquitecta de apellido sonoramente español, merecerá la pena volver a recorrer los pasillos de Paris Nord Villepinte.