Los caminos del subconsciente son una puerta a mundos surrealistas. Y desde que Freud la abrió, el arte ha multiplicado por mil sus posibilidades expresivas. En esta línea de arte e imaginación fuera de control es en la que se mueve Erik Johansson. Una imaginación fuera de control que puede dar como resultado cosas tan disparatadas como geniales.
Este artista alemán ha trabajado para marcas como Volvo, Microsoft o Google, entre otras. Colaboraciones brillantes, pero siempre marcadas por una cierta contención. Porque donde Johansson realmente destaca es en las piezas oníricas que realiza de forma personal y que muestra en su web. Para ello solo se vale de la fotografía, el Photoshop y una capacidad prodigiosa para la invención. El resultado son creaciones de marcado carácter surrealista que, en realidad, funcionan como trampantojos digitales al modo del siglo XXI.