El estudio catalán h3o arquitectes ha renovado la vida de un pequeño aparcamiento y descampado multiusos en un polígono industrial del municipio de Castell D’Aró. Y, para conseguirlo, se ha apoyado en un zigzagueo continuo entre arquitectura, urbanismo, paisajismo, diseño, costumbrismo, artesanía, medioambiente, cultura, reutilización, consumo local… una miríada de cosas coherentemente hilvanadas en torno a una barbacoa comunal.
La barbacoa comunal en medio del aparcamiento
El encargo del Ayuntamiento de Platja d’Aro consistía en revitalizar un área muy degradada entre naves industriales. Un solar asfaltado, salpicado de pinos, utilizado como aparcamiento y con una barbacoa de obra y seis mesas de merendero muy manidas. El espacio era un punto de reunión y de celebración de cumpleaños, asados, calçotadas y lo que se terciase. No hacía falta inventarse un uso para el lugar: ya estaba ahí. Lo único que necesitaba era ponerlo en valor y dignificarlo un poco, sacarlo del lamentable estado en el que estaba, reordenar, reestructurar, replantear y renaturalizar.
Y con el beneplácito del ayuntamiento a su propuesta, Joan Gener, Miquel Ruiz y Adrià Orriols —socios fundadores de h3o arquitectes— se pusieron manos a la obra. Lo primero que hicieron fue dejar la barbacoa en su sitio: quitaron la valla de madera y la recubrieron con una doble piel de azulejo azul mediterráneo de La Bisbal; además, colocaron una chimenea —a modo de hito— para localizarla bien e instalaron una pérgola de sombra, para proteger a las personas encargadas de cocinar.
El zigzag de h3o arquitectes
Asimismo, el suelo de asfalto se aprovechó en el perímetro para la circulación, mientras que el resto se levantó para dejar paso a gravas y zonas de plantación con contornos zigzagueantes. Una estrategia formal, presente en otros trabajos de h3o arquitectes, que también se muestra en la mesa creada ad hoc para esta intervención. Bautizada como Ciempiés Table —y comercializada ahora por Benito Urban—, el mueble se adapta a los pinos existentes para crear secciones diferenciadas dentro de su longitud. En ella encontramos asientos fijos y huecos para la inclusión, ya sea para traerte tus propias sillas o para meter un carrito o una silla de ruedas.
En todo el desarrollo la sostenibilidad ha sido clave, sobre todo porque se ha mantenido parte de lo ya existente, como el asfalto, la parrilla o los árboles. Pero al mismo tiempo muchos elementos se renuevan: los postes de luz viejos se han transformado en soportes para casas de pájaros; la barbacoa se ha recubierto con nuevas baldosas; la superficie de la mesa se ha hecho en Vic con paneles de plástico fabricados a partir de tetrabrik reciclados; las plantaciones son de especies autóctonas; y los pozos de grava poseen zanjas de un metro de profundidad alrededor de los alcorques para retener mejor el agua de lluvia.
Una ida y venida en zigzag entre arquitectura y naturaleza, diseño y costumbrismo, paisajismo y ecología, necesidades reales y ambiciones políticas. Y todo realizado con un trazo preciso, sencillo en su complejidad y elegante en su cotidianeidad. Un entorno público donde h3o arquitectes demuestra que lo colectivo tiene audiencia. Porque si se genera un lugar de acogida, se llenará de usos variados: un punto de entrada a la vía verde, un sitio de quedada, una zona de descanso, una plataforma de desfiles —sí, sobre la mesa— y, obviamente, una barbacoa comunal.
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