La tensión de un lienzo en blanco justo antes de ser invadido por el primer trazo. La tensión de un bullicioso centro comercial en China con la elegancia del diseño italiano. La tensión de un gris texturizado con una geometría en azul klein. Eso es lo que se respira en el nuevo Novacolor showroom , que se abre hueco en el panorama del interiorismo chino y conquista una esquina en un mall de Shantou. Un espacio lleno de contradicciones que más que mostrar, crea una experiencia sensorial.
La primera contradicción viene dada por el diálogo que se produce entre la planta rectangular del local, tan clásica, y la sección de círculo que recorre la misma casi de esquina a esquina. Un diálogo que se cierra con un elemento rectangular, casi lineal, a modo de mostrador y que divide la visita en tres fases: recepción, conversación y experiencia.
Un showroom casi lunar que alberga más de 200 muestras listas para romper la quietud.
La segunda contradicción de Novacolor Showroom se produce en el nombre. Quizás se esperaba una explosión de colores o un atiborramiento de estímulos nada más entrar en un showroom de pintura. Aquí no. Todo se inunda de un gris cemento, acompañado de blancos y negros que se contraponen al azul eléctrico que marca el acento en cada estancia.
Algunas de las muestras de pintura quedan disimuladas en pequeños lienzos cuadrados situados en una de las paredes; las restantes permanecen latentes en paneles ubicados en el mueble que marca el círculo en planta, esperando ser extraídas para tomar protagonismo en este sitio gris.
Todo se inunda de un gris cemento, acompañado de blancos y negros que se contraponen al azul eléctrico que marca el acento en cada estancia
La última contradicción, y quizás la más llamativa, viene dada por un elemento extraño que surge del techo y se adentra en el espacio negativo que genera el fragmento de círculo. Una esquina de tensión en la que un elipsoide, de nuevo en color azul, llama nuestra atención, nos atrae y crea una inquietante experiencia sensorial.
A todas estas tensiones se accede por medio de una pequeña entrada, oscura, que acentúa la espacialidad del establecimiento y que prepara a los sentidos para que se dejen llevar. La luz cierra el círculo de experiencias iluminando de forma difusa, creando una atmósfera de texturas —característica principal de la marca— que sirve de elemento conector entre las diferentes zonas.
Se trata, sin duda de un silencio en un pentagrama de Beethoven, un soplo de aire en una carrera o la calma antes de la tormenta, todo recogido en un showroom casi lunar que alberga más de 200 muestras listas para romper la quietud.