De origen italiano y con estudio en Shanghái, Alberto Caiola ofrece a día de hoy una de las propuestas de diseño retail más disruptivas. En ROOM nos hemos adentrado en su amplio universo creativo, que él mismo define como “auténtico, significativo y en estado de búsqueda”, y este es el resultado de nuestra conversación con él.
Alberto Caiola se marchó en 2012 a Shanghái para un proyecto de siete semanas en una feria de diseño, y ya lleva casi ocho años viviendo allí. Su primer encargo —un bar— se convirtió rápidamente en tendencia en la ciudad, lo que le proporcionó una sólida credibilidad en el sector e hizo que los clientes confiaran plenamente en sus capacidades. Su estrategia: no darle al usuario lo que espera, sino lo que realmente necesita. Una fórmula con la que se asegura el éxito empresarial.
ROOM Diseño.- Habiendo nacido profesionalmente en Milán, capital del diseño por excelencia, ¿cuánto hay de esa huella italiana en tus propuestas?
Alberto Caiola.- Sin duda Italia está ahí, pero ahora la veo como nunca la había visto. Después de vivir en el extranjero durante tanto tiempo —primero en los Países Bajos, donde llevé a cabo un máster en la Design Academy de Eindhoven, y después en China—, tengo una perspectiva diferente sobre mi propio país. Por un lado, lo veo tremendamente romántico; pero, por otro, quiero reinventarlo con una mentalidad fresca, lista para deconstruir y sabotear tradiciones.
R.D.- ¿Cómo consigues darle el toque clásico a tus proyectos a través de la tecnología, como en el caso de NYX?
Alberto Caiola.-Nos encontramos en una fase de evolución humana que ya no está impulsada por la naturaleza, sino por la tecnología digital; y me gusta especular sobre eso: tratar de anticipar lo que viene a través de la experimentación y la imaginación. ¿Cómo? Creando nuevos escenarios posibles donde lo real y lo digital chocan; explorando esta misma tensión y desafiando nuestras percepciones de lo que es veraz y lo que no. NYX intenta dar paso a nuevas reglas dibujando una nueva estética phygital (física + digital).
“La frase ‘el buen gusto mata la creatividad’ tiene mucho sentido para mi trabajo, con el que desafío nuestras percepciones de lo que es real y de lo que no”.
Alberto Caiola
NYX es un bar en una azotea del centro de Shanghái. Está inspirado en las ruinas arquitectónicas clásicas, pero envuelto en más de 21000 metros de cordones reactivos UV. Tal y como el autor lo define: “NYX se hace eco de un pasado lejano mientras lo impulsa hacia un futuro abstracto, mezclando culturas e identidades. La instalación resultante establece una experiencia surrealista de espacio-tiempo en la que los visitantes pueden perderse momentáneamente”. Un océano azul donde el único toque de color disruptivo está en la zona de la barra: más de 20 grifos de cervezas artesanales reflejándose en rojo. Los amantes de las luces nocturnas de Shanghái encontrarán en aquí su propio lugar de culto.
La luz y el cromatismo conforman la idiosincrasia de Alberto Caiola. Un uso especialmente efectista en una de sus más recientes propuestas: la pop-up store de la firma italiana Crash Baggage en las Galerías Lafayette de Shanghái. Una instalación que se ha convertido en un reto para los corazones más aventureros de la ciudad. El espacio, de un amarillo chillón, nos recibe para presentarnos la marca. “El color provoca sentimientos y puede usarse para desestabilizar al espectador”, asegura Alberto Caiola. Desde esa premisa, encontramos una bicicleta estática en el centro de la estancia, capitaneada por un modelo que remolca un gran paquete con maletas de la compañía. En el suelo, un enorme “conducir sin cuidado” y, al fondo, el muestrario con los productos abollados de Crash Baggage. ¿El mensaje? Viajar más y mejor.
China. Laboratorio de pruebas
Diseñar en el gigante asiático es una experiencia para la que no todos están preparados. En la búsqueda de resultados realmente brillantes, hay que estar dispuesto a explorar y adentrarse en terrenos desconocidos. Lejos de atarse a tradiciones culturalmente establecidas, la sociedad china está deseosa de probar y descubrir. Y para eso, más que estar al día de las tendencias, hay que adelantarse a ellas. No basta con saber qué es lo que viene. Es necesario innovar. “Somos hijos de nuestro tiempo, rodeados de estímulos visuales”, nos comenta Alberto. Y eso debe ser usado para forzar nuestra mente a desarrollar nuevos códigos. Bien sea en el ámbito residencial o comercial, donde evidentemente las licencias creativas son mucho mayores. Ya se trate de marcas jóvenes o de gigantes como Sony, el elemento sorpresa siempre debe hacer de guía.
“Shanghái es un territorio de contradicciones, con un pie en el pasado y otro en el futuro. Intento sintetizar estas ideas en mi propia metodología”.
Alberto Caiola
R.D.- ¿Cómo se desarrolla el proceso creativo de Alberto Caiola?
Alberto Caiola.-No tomándome a mí mismo demasiado en serio. Intento divertirme y transmitir esa diversión tanto a mis clientes como a los usuarios finales. Me paso la vida cuestionando el panorama actual de mi profesión y buscando nuevas visiones. Si tuviera que definir mi labor, sonaría algo así como: “riqueza de significado”, “combinaciones desconocidas” y “complejidad y contradicciones”. Mi práctica está muy influenciada por la vida en Shanghái. Es un lugar de paradojas, con un pie en el pasado y otro en el futuro. Intento sintetizar estas ideas en mi propia metodología.
R.D.- ¿Con esos planteamientos es posible un diseño “amable”?
Alberto Caiola.-Algo que suelo escuchar muy a menudo en este ámbito profesional es el deseo de hacer las cosas hogareñas, familiares. Pero yo no quiero que la gente se sienta como en casa; deberían sentirse como si estuvieran en la Luna o en Marte. Quiero que les haga cuestionarse infinidad de temas, que tengan nuevas experiencias. Hace no mucho vi un documental que argumentaba que “el buen gusto mata la creatividad”. Y eso es algo que tiene mucho sentido para mí y mi trabajo.
Momenti es otro de los proyectos de Caiola que nos hace entender ese proceso creativo. Un restaurante de comida italiana en pleno centro de Shanghái, donde la experiencia comienza mucho antes de que el cliente llegue a la mesa. Ya en el exterior, el diálogo que se establece con los transeúntes gracias a los grandes ventanales es fundamental. Momenti nos ofrece como concepto principal un recorrido “de la mañana a la noche”, en un lugar que va evolucionando gracias a la iluminación que simula desde la hora azul a la hora dorada, y donde la oferta gastronómica satisface los deseos de los comensales en cualquier momento de la jornada. Ladrillo, metal, mármol y mucho soporte led. Una de las combinaciones favoritas de Alberto Caiola.
Tampoco podemos dejar de mencionar la librería Harbook. Un nuevo planteamiento de negocio cada vez más asentado en China donde, desde un ambiente totalmente europeizado, se le da valor a un hábito que parece estar perdiéndose en el imperio de la tecnología: la lectura. 600 m2 llenos de arcos que evocan los pórticos italianos y que invitan a la socialización desde un punto de vista mucho más clásico que al que el usuario asiático está acostumbrado. El rosa perlado y el gris metalizado hacen de embajadores en un espacio posmoderno, y crean un diálogo “literalmente inmersivo entre épocas y culturas, proporcionando un viaje sensual” por medio de los cientos de historias que aquellos libros cuentan.
El poder de la contradicción
A pesar de traer un bagaje tradicionalmente italiano, la labor de Caiola está muy influenciada por su vida en diferentes países. Desde hace casi 8 años, vive en una urbe llena de antítesis y opuestos y ha querido llevar eso a la práctica de su obra. Hay un punto, suponemos que de no retorno, en el que vemos claramente la inspiración en la arquitectura tradicional, pero reinterpretada mediante la luz, las formas, los materiales… Hablamos de la dualidad de lo que fue y de lo que puede llegar a ser.
El origen y el destino de una profesión que se ha de reinventar una y otra vez. “Creo que nuestro papel como diseñadores es moldear el tiempo y la cultura. Nada es auténtico si ignoramos dónde vivimos, y hoy estamos en la puerta de la era posdigital. La tecnología es lo que somos. Creo que mi trabajo es el resultado del entorno del que me rodeo: Shanghái. Una ciudad que, por una parte, te hace sentir como si estuvieras en la primera fila de asientos del futuro y, por otra, como si estuvieras 100 años atrás”.
Visita la web de Alberto Caiola