En un espacio público como un restaurante, el interiorismo puede jugar muchos papeles. Desde ser un elemento de impacto que sacuda la percepción del comensal, hasta ser un componente discreto que simplemente sirva de amable telón de fondo para su cocina.
En el restaurante Soy Kitchen (Zurbano, 59), el estudio Lavela ha optado por desarrollar un proyecto de decoración que sirve para conectar al visitante con la gastronomía creativa de su carta. Un proyecto distinguido y acogedor que no sorprende por sus golpes de efecto, sino por el equilibro de sus componentes y por desarrollarse como una continuación de los platos del chef Yong Ping Zhang, más conocido como Julio.
Las diseñadoras Sandra Vergara y Raquel Lázaro han dado forma a un local con capacidad para 50 comensales en el salón y un máximo de 30 en el reservado. Un espacio que seduce por la elegancia silenciosa de sus colores y la elección del mobiliario. Azules y naranjas dialogan con lámparas de Flos y asientos de tercipelo en una estética sutilmente art-dèco.
La entrada ya deja claro que Soy Kitchen este no es un lugar cualquiera: allí nos espera una pieza escultórica en 3D en plástico reciclado. Una especie de alto relieve contemporáneo ideado por Lavela y producida por Comme des Machines. Además, el discurso interiorista propuesto por Lavela ha buscado rentabilizar los recursos del anterior restaurante, del que han sabido rescatar algunos elementos, lo que habla de la dúctil versatilidad del estudio.
Julio, popularizado como el chef hípster, desarrolla desde hace varios años alta gastronomía asiática en continuo conexión con las cocinas española y latinoaméricana. Una sofisticada cartografía de sabores, matices y texturas que han hecho de sus propuestas toda una referencia en la capital madrileña desde que Soy Kitchen se encontraba en la plaza de Los Mostenses. Su nueva ubicación es la confirmación de una carta que sabe que la vanguardia es la tradición llevada a nuevos territorios.
