La nueva tienda Gucci en Seúl es un cuento de hadas a escala urbana. Algo que puede parecer a simple vista superfluo, pero que, si lo introducimos en su contexto cultural, comprendemos que se trata de una obra que destila los valores de una sociedad diferente a la nuestra.
Cultura coreana en una Tienda Gucci
La cultura coreana suele resultar a los occidentales tan fascinante como difícil de entender. Construida e influenciada por la mirada asiática, esta se manifiesta como una amalgama de modernidad y tradición sin solución de continuidad. Basta con visitar alguna producción artística nacional reciente —como el celebrado film Parásitos— o la música k-pop para dejarse hechizar por la naturaleza mestiza y esa fusión improbable de géneros algo hipnótica.
La arquitectura coreana, claro está, reverbera de la misma forma que el resto de artes, y la nueva tienda de Gucci en Seúl es buen ejemplo de ello.
Situada en Itaewon —uno de los barrios más bogantes de la capital de Corea del Sur— el nuevo local ha sido bautizado como The Gucci Gaok, que etimológicamente viene a decir hogar tradicional. Una muestra más de cómo folklore y tecnología se mezclan sin complejos estéticos.
El diseño de SeungMo Park: un bosque mimado
Para entrar a la nueva tienda Gucci hay que atravesar el bosque, no literal, sino una representación simbólica de grandes dimensiones.
El diseño, una impresionante obra de acero y mallas metálicas, explora la interacción entre la sombra y la luz. La fachada se transforma en un lienzo gigante que por el día exhibe un hábitat boscoso lleno de misterio y por la noche se enciende, mutando en un paisaje idílico y luminoso.
El edificio metamorfosea en una luciérnaga metropolitana que en la oscuridad nocturna ilumina su entorno atrayendo nuestra atención.
El diseño pertenece al artista coreano SeungMo Park. Lo que a priori parece un gesto puramente estético, guarda un mensaje más profundo con una connotación ecológica. Con esta intervención nos invita a reflexionar sobre la necesidad de cuidar el medioambiente, ya que este panorama imaginario encarna una naturaleza que puede dejar de existir.
Un interior de ensueño en la Tienda Gucci
Sin embargo, la fachada solo es el comienzo del relato, pues el mundo de fantasía continúa al cruzar las puertas. Como sabemos por los cuentos, en la floresta pueden vivir todo tipo de criaturas, por eso traspasar la entrada nos exige una cierta valentía para descubrir lo que hay dentro.
La nueva tienda Gucci en Seúl tiene un planteamiento sorprendente. Juega conscientemente a intentar resquebrajar la aburrida realidad del día a día para crear, por contraste con la existencia terrenal, un espacio comercial acogedor. El hall, una estancia donde suelo y techo usan el mismo lenguaje, contiene la escalera de caracol que da acceso a las 10 plantas del inmueble.
Además del brillo de la materialidad fractal de los interiores, los paramentos, las cubiertas y los suelos se descomponen en patrones geométricos semejantes y repetidos, consiguiendo sostener la pérdida de la escala humana.
A través del reflejo de los espejos, la superficie de venta se expande casi hasta el infinito. Este efecto óptico se refuerza con la elección de los acabados, donde todo es reluciente y deslumbrante, proponiendo una atmósfera que nos desubica del mundo conocido intencionadamente.
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Es una firma de moda italiana de productos de lujo con sede en Florencia.
La segunda de tienda de Gucci en la capital surcoreana se localiza en el barrio de Itaewon, una de las zonas más cosmopolitas y lujosas de Seúl.
