Hace una década que Macao desbancó a Las Vegas como capital mundial del entretenimiento.
A diferencia del resto de China, allí las apuestas son legales y no hay restricción alguna. Esto la convierte en una de las regiones más ricas del mundo, con una renta per cápita superior a la suiza. Pero la urbe asiática es mucho más que lujo y casinos.
Su pasado colonial, reflejado en las calles, monumentos y plazas públicos del centro histórico, esconde un auténtico tesoro catalogado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este diálogo entre tradición y modernidad, aparentemente antagónico, fue el que fascinó e inspiró a la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid Architects cuando en 2012 le encargaron el Hotel Morpheus Macao.
El nuevo Hotel Morpheus Macao se levanta sobre los cimientos de una torre de viviendas cuyo planteamiento finalmente no prosperó. Una simple extrusión de su huella rectangular ha dado como resultado un bloque monolítico de 160 metros de altura, límite establecido por los códigos de planificación locales.
Un edificio de 40 plantas con un rico patrón estructural en los niveles inferiores, que progresa hacia una malla menos densa y ligera en la parte alta. De gran cohesión formal y líneas fluidas, el exoesqueleto resultante combina el antiguo arte chino de la talla en jade con la más innovadora tecnología ingenieril. En él se esculpe un vacío, que genera singulares volúmenes interiores y una ventana urbana que vuelca las áreas comunes a la ciudad, creando ambientes icónicos y sinuosos que cautivan al visitante.
Decía Iñaki Ábalos que la metrópoli del futuro sería apreciada por su capacidad para ofrecer una concentración de espacios vitales que pudieran ser utilizados simultáneamente. Pues bien, este proyecto lo consigue con creces. Plantea un novedoso urbanismo entendido desde el verticalismo. En este caso, vertical no es equivalente a muy alto o esbelto.
Alejándose de la práctica tectónica, Morpheus maximiza y polariza las diferencias entre el suelo y las alturas. No es solo un prototipo que contribuye a una mejorada noción de calidad y belleza, sino que ofrece algunas soluciones a las carencias de las actuales megaciudades y de sus habitantes. Ya saben: hagan juego señores, porque no va más.
