Desde sus inicios, el ser humano sueña con la transmutación, con el disfraz, con la idea de ser dos en un mismo cuerpo. Hasta ahora, los diseñadores -desde los primeros bailes de máscaras, pasando por la fiesta La noche número 1.002de Paul Poiret, la colección Guerriglia urbana de Walter Albini, la oferta egipcia de Galliano para Dior o la última propuesta de Alta Costura de Martin Margiela- únicamente habían conseguido ocultar el rostro de sus maniquíes. Nos privaban de sus formas reales mediante caretas de strass o cabezudos mitológicos de cartón piedra, pero eran incapaces de dotarlos de otras vidas.
Por primera vez, Imme van der Haak hace posibles todos estos deseos utópicos en su colección Beyond the body, cubriendo a sus modelos con sudarios de seda translúcida que llevan estampadas fotografías de personas reales, como un burka con el rostro y el cuerpo de otro ser.
Pero Imme van der Haak no se queda en la idea del disfraz como escondite estático: en el vídeo que acompaña la presentación, títeres y titiriteros se superponen y confunden, alcanzado un realismo increíble que nos hace olvidar que debajo del fantasma hay un cuerpo real. La diseñadora logra incluso crear nuevos perfiles gracias a los movimientos de las bailarinas, que manipulan la tela y se muestran veladamente, hasta que nos resulta difícil saber dónde termina el títere y dónde empieza el titiritero. Van der Haak desdibuja los límites conocidos de la realidad, demostrando con su trabajo que todo es apariencia y que tras un cuerpo maduro puede esconderse una mujer adolescente; demostrando, por tanto, que lo que subyace bajo la imagen es la verdad.
