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Crosby Studios vive en estado de gracia. El estudio de interiores con los espacios más instagrameables del panorama internacional eclipsa a público, marcas y crítica especializada con sus creaciones inusuales y transgresoras. Entre lo nuevo y lo antiguo —sin dejar de lado lo digital— su fundador Harry Nuriev apuesta por el diseño como transformación, enfrentándose en todo momento a la gran pregunta de si es posible trascender más allá de las modas con fecha de caducidad.

Harry Nuriev y la heterodoxia del neo-icono

Nadie puede negar que vivimos bajo el reinado de las redes sociales: un like vale más que mil palabras. En el universo-pantalla las imágenes se suceden, una tras otra, hasta formar esa amalgama mutante que llamamos cultura popular. Y una mano invisible, caprichosa e implacable dicta fechas de caducidad en el mismísimo instante en el que las cosas todavía están naciendo.

Checkers room. Crosby Studios. Foto: © Benoit Florencon
Checkers room. Crosby Studios. Foto: © Benoit Florencon

De esto y más sabe Crosby Studios, que en muy poco tiempo ha vivido un meteórico ascenso en la escena del diseño internacional. En parte, potenciado por aplicaciones como Instagram, porque sus creaciones comulgan con esa estética glitter, flúor, metal, minimal… que tanta admiración produce entre los millennials y la Generación Z. Harry Nuriev, fundador del estudio que cuenta con miles de followers, encarna el canon de lo posmoderno. Es un joven de gustos eclécticos, nómada, cosmopolita y abierto. Un neo-icono dentro de esta religión plural de la heterodoxia per se que tantos adeptos acoge hoy día. “Nadie antes había traducido la variedad creativa de la moda en diseño. Vestir espacios como un estilista viste a una musa, no solo decorarlos. Nuestros hogares también deben ser una extensión de nuestra personalidad”, mantiene con convicción.

Rare Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov
Rare Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov

Pero el fulgurante éxito de esta firma afincada entre Nueva York y París no radica simplemente en su oportunismo dentro del contexto digital. Es su sentido de búsqueda, de experimentación y de cambio constante el que le ha llevado a posicionarse como uno de los sellos creativos más aclamados por la crítica especializada. Nike, Balenciaga, Jimmy Choo… las marcas de primera línea han buscado su colaboración, y numerosas instituciones culturales y artísticas —como el Dallas Contemporary Museum o la feria Design Miami— han celebrado su trayectoria de más de una década. Ellos, por su parte, continúan su trabajo sin hacer ascos a prácticamente nada. 

Just a Space. Crosby Studios. Foto: © Julie Ansiau
Just a Space. Crosby Studios. Foto: © Julie Ansiau
Just a Space. Crosby Studios. Foto: © Julie Ansiau
Just a Space. Crosby Studios. Foto: © Julie Ansiau

Lugares públicos, residencias privadas, tiendas minoristas, piezas de moda y arte, instalaciones inmersivas efímeras… incluso su propia colección de muebles para el hogar. “Trabajo como pintor o artista. Pienso en términos de color, efectos, composición. Pienso en términos de momentos destacados, como en una partitura musical”, ha recalcado en más de una ocasión.

Avgvst #2. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov
Avgvst #2. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov

Nadie puede negar que Crosby Studios se encuentra en estado de gracia. Como un Ícaro rabiosamente actual, cada vez se acerca más al sol. Que su vuelo continúe o caiga en picado como todas esas tendencias pasajeras, que desaparecen por la amnesia social, dependerá de su maestría para alcanzar un hueco en la historia del Diseño con mayúscula. ¿Son sus alas de cera o están hechas de otro tipo de material?

Coffee Spot in Chicago (EMMM). Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler
Coffee Spot in Chicago (EMMM). Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler
Coffee Spot in Chicago (EMMM). Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler
Coffee Spot in Chicago (EMMM). Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler

Un sello propio: el diseño como transformismo

La filosofía de Crosby Studios parte de una premisa sencilla y potente: todo se transforma. En su planteamiento heraclitiano, los colores, las formas, los elementos y los propios objetos poseen la cualidad de mutar y cobrar un nuevo sentido. Si algo caracteriza a Harry Nuriev es su capacidad para resignificar y originar segundas narrativas. Su concepción del diseño como algo netamente radical y transgresor hace que en sus proyectos no haya ni un atisbo de miedo a la ruptura con lo convencional. En Crosby Studios la creatividad es desprejuiciada y emocional. “Analizamos todo demasiado rápido. Usamos nuestras computadoras más que nuestros corazones. Siguiendo mis emociones, puedo imaginar una atmósfera poderosa”, reivindica.

Area X. Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler
Area X. Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler

El mismo Nuriev ha bautizado su práctica como “transformismo”, y por ella se ha consagrado como rey de un imaginario inusual. Ha sido contundente —y consecuente— en la monocromía y el contraste. Ha apostado y arriesgado por el eclecticismo feroz. No ha huido de los componentes ni de las texturas insólitas ni, mucho menos, de la dicotomía entre lo nuevo y lo antiguo. Todo ello es el fruto de una visión comprometida con la disciplina, entendida no únicamente como fin en sí mismo, sino como un proceso que él conduce hasta sus últimas consecuencias.


“Trabajo como pintor o artista. Pienso en términos de color, efectos, composición. Pienso en términos de momentos destacados, como en una partitura musical”.

Jimmy Choo Pop-Up. Crosby Stdudios. Foto: © Benoit Florencon
Jimmy Choo Pop-Up. Crosby Stdudios. Foto: © Benoit Florencon
Crosby Stdudios
Crosby Stdudios

Además, si hay algo que empuja a la firma hacia la vanguardia es su pretensión de aunar lo físico y lo digital. Crosby Studios hace de lo virtual una de sus banderas más visibles. Plenamente consciente del contexto tecnológico actual y próximo que ya ha llegado, no duda en avanzar hacia allí. La integración se produce de tal manera que consigue que uno —lo físico— sea entrada al otro —lo digital— y no al revés, recreando y trasladando el espectro cibernético fuera de la pantalla. Lo ilustran a la perfección el Web-3 Café en París, o la pop-up Zero10 Metaverso en Nueva York, con su mobiliario pixelado y su cromatismo de atmósfera Internet. El Eat Me Milk Me en Chicago —una cafetería vibrante que emula a un archivo png de Photoshop— sumerge a los clientes directamente en el núcleo de una interfaz de ordenador. Este interiorismo de píxeles y colores fluorescentes recuerda a la web, al metaverso e, incluso, a los videojuegos que Crosby Studios ha llegado a desarrollar en sus colaboraciones, ya recurrentes, con compañías del ámbito de la realidad aumentada.

Carte Blanche. Crosby Studios. Foto: © Yohann Fontaine
Carte Blanche. Crosby Studios. Foto: © Yohann Fontaine

El futuro no le es ajeno a Nuriev, así como tampoco la reflexión en torno al sentido que los espacios tienen hoy en día. Cuando todo parece acontecer a través de los móviles, el diseño afirma que existen sitios físicos que merece la pena visitar, tocar, experimentar, vivir… Y en esto radica el atractivo de sus decorados memorables, tan destacados por la fuerza de sus tonalidades como por el vigor de sus contornos y por la tensión dramática entre texturas y materiales. Pensemos en la aclamada Avgvst Boutique de San Petersburgo, o en el ya icónico Crosby Café del Dover Street Market de París. Pensemos, también, en el apartamento donde Nuriev se despierta cada día rodeado por una coherencia laboral-personal intachable. Ante los problemas que el mañana puede presentar: soluciones decisivas.

Pink Mama Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov
Pink Mama Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov
Pink Mama Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov
Pink Mama Restaurant. Crosby Studios. Foto: © Mikhail Loskutov

La eterna dicotomía. Entre lo nuevo y lo antiguo

Nuriev es arquitecto de formación, sin embargo, a su carácter posmoderno todo le interesa y todo le sirve a la hora de canalizar su creatividad. Del cine de Lars von Trier al David de Miguel Ángel, su universo de referencias es tan inabarcable como rico y diverso. Sus proyectos se bañan en una amalgama de influencias paradójicas. En un mismo ambiente pueden convivir la frialdad del brutalismo soviético con la ostentación de la estética zarista, algo que puede resultar chocante y comprensible a la vez si se conoce su origen. La mirada de Crosby Studios viene marcada por el paisaje biográfico de Nuriev; por las postales rusas de su infancia. ¿Un ejemplo? El impecable ejercicio realizado para la pop-up de Jimmy Choo en París o el restaurante Pink Mama de Moscú: una suerte de código estalinista renovado y llevado a la contemporaneidad. Su trabajo entre Estados Unidos y Europa, junto a su sempiterno movimiento alrededor del mundo, lo enfrentan a nuevas perspectivas que enriquecen y profundizan su lenguaje natal.

The Capsule Nueva York. Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler
The Capsule Nueva York. Crosby Studios. Foto: © Dylan Chandler

Pero en él también permean otros referentes menos evidentes a primera vista. El joven diseñador confiesa su admiración por el artista plástico Marcel Duchamp, padre del ready-made, y su huella no pasa desapercibida si uno profundiza en sus diseños. Una segunda y nueva lectura a los objetos cotidianos que son sacados de su contexto habitual para sublimarse. Y aunque todavía esto levanta polémicas —como en su momento lo hizo el famoso urinario con la cuestión de si era o no arte—, a las preguntas de si todo vale en el diseño y si existen los límites, el estudio, con Nuriev como adalid, contesta con clamorosa rotundidad: sí a lo primero y no a lo segundo. Y esas respuestas sí que son inamovibles.


“Analizamos todo demasiado rápido. Usamos nuestras computadoras más que nuestros corazones. Siguiendo mis emociones, puedo imaginar una atmósfera poderosa”.

Parisian Apartment. Crosby Studios. Foto: © Benoit Florencon
Parisian Apartment. Crosby Studios. Foto: © Benoit Florencon

Si tradicionalmente se tendía a la permanencia y actualmente se ensalzan valores como la fluidez y la constante novedad, las redes sociales han creado y acentuado una vorágine de inmediatez y caducidad. En manos de los diseñadores está el concebir algo que se mantenga y sobreviva al vértigo y a las generaciones. ¿Merecerá nuestra atención Crosby Studios dentro de unos años? Quizá su clave consista en no casarse con uno o con otro, en no desechar algo porque pertenezca a la tradición o al futuro, sino en comprender que entre lo antiguo y lo nuevo hay un punto intermedio: el de la transformación.

Zero10 Metaverso Pop-Up. Crosby Studios. Foto: © Eric Petschek
Zero10 Metaverso Pop-Up. Crosby Studios. Foto: © Eric Petschek

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