La obra escurridiza del artista francés Thomas Mailaender traspasa —o más bien amplía— los límites de la experimentación fotográfica. Abierta al público en la Maison Européenne de la Photographie (MEP) hasta el 29 de septiembre, Les Belles Images es su primera gran retrospectiva en París. Alejada del marco tradicional de una exposición plástica y visual, esta reúne múltiples obras antiguas y otras nuevas concebidas para la ocasión.
La reapropiación con fines artísticos en la fotografía contemporánea
Situada en la confluencia de varias disciplinas, la práctica artística de Thomas Mailaender cuestiona el papel y la función primordial de la imagen a través de un enfoque polifacético de la fotografía. Su producción multimedia comprende una extensa investigación visual, diversas técnicas y la adición de materiales inusuales al espacio expositivo. En plena era de la masificación fotográfica, Mailaender recurre a materiales que otra gente desecha, descarta, subestima o ignora, y nos los presenta como obras de arte por derecho propio.
Mediante la incorporación de instantáneas encontradas en Internet, en tiendas de segunda mano y mercadillos, sus proyectos imaginativos analizan la materialidad de la imagen y su carácter efímero en nuestra sociedad. Coleccionista empedernido de escenas anónimas, Mailaender plantea temas que ponen en tela de juicio dicha imagen como objeto institucional y la reapropiación con fines creativos. Para él, hallar ese corpus “en bruto” del que se adueña es solo el primer paso de un proceso que puede originar diversas narrativas: desde revelar sobre la superficie de piezas de cerámica o piel humana, hasta transformar una sala de museo en un cuarto oscuro, cuyas paredes convierte en soporte fotográfico y, por ende, en piezas colosales y temporales.
Carte blanche para Mailaender en la MEP
Esta carta blanca que le ha concedido el MEP de París toma la forma de algunas de sus series emblemáticas. En Extreme Tourism, Mailaender colaboró con Steve Young, un fotógrafo especializado en erupciones volcánicas que crea fotomontajes para sus clientes. Divertido por la posibilidad de recoger sucesos triviales de situaciones extremas, Mailaender le pidió que hiciese esta serie de la que él mismo es protagonista absoluto.
En el caso de Gone Fishing (2016), se plantea una propuesta ficticia inspirada en la experiencia de la paternidad del Mailaender. A raíz de fotografías y cartas simuladas dirigidas a su pareja, proyecta la representación de un hombre torpe que huye de sus compromisos de padre joven. Por otro lado, Pricasso (2011) consiste en un vídeo donde aparece Tim Patch pintando un retrato de Mailaender. Lo curioso de este autor australiano —conocido como Pricasso— es que se graba a sí mismo reproduciendo cuadros y usando sus genitales como pincel.
Con respecto a la colección que da título a la muestra, Les Belles Images, esta reúne fotografías de aficionados procedentes de antiguos fondos de agencias de prensa. El artista inserta esas imágenes en marcos rudimentarios hechos a mano y esmaltados en su estudio y las eleva de categoría. Mientras que, en la instalación inmersiva Chemical Room, Mailaender aplica una solución de gelatina-plata directamente sobre las paredes del lugar y utiliza papel de calco como negativos de gran formato. Este cuarto oscuro improvisado elimina los límites entre el estudio y el ambiente institucional, haciendo de los muros el soporte para fotos fugaces.
Thomas Mailaender: maestro de la desestructuración fotográfica
Compuesta por cientos de instantáneas de accidentes de coche —conservadas en los archivos profesionales de un perito de seguros—, Crash Archive se centra en el impacto que, por su carácter serial, tienden a perder su carga emocional. Otro conjunto es Illustrated People (2013); para producirlo se seleccionaron algunos negativos originales de un archivo de la Primera y Segunda Guerra Mundial y los colocó sobre la piel de voluntarios, exponiéndolos a una lámpara ultravioleta. Como resultado, los negativos aparecen directamente como positivos en los cuerpos de sus modelos a modo de quemadura superficial. Una acción que subraya la condición provisional de la imagen y la habilidad de este Mailaender para inventar nuevos soportes.
Por último, las placas de Résine fueron confeccionadas por medio de una técnica aplicada en biología, en ella se emplea resina como base sintética para “encapsular” elementos del mundo vegetal, mineral o animal. En grandes estructuras gruesas hechas a medida Mailaender —cual arqueólogo—, crea peculiares fósiles poscontemporáneos inmortalizando elementos heterogéneos: colillas, latas, bolsas de patatas fritas, ramas…
Haciendo un uso sostenible de la desmesurada cantidad de fotografías que evidencian la masificación cultural actual, Mailaender aprovecha recursos existentes, los “reacondiciona” al dictado de sus caprichos y discurso creativos y les da una segunda vida. La fotografía es para él un medio flexible, elástico y maleable que moldea a su antojo, como si fuera barro o plastilina. Es en ese modelaje incesante, en esa mutación perpetua, donde gravita la obra inaprensible de Thomas Mailaender.
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Thomas Mailaender (1979, Marsella) estudió en las Arts Décoratifs de París y en la Villa Arson de Niza. Vive y trabaja entre Marsella y la capital francesa, y es conocido por el empleo de distintas técnicas, soportes y materiales y por la apropiación de imágenes. Coleccionista obsesivo, Mailaender echa mano de su ingenio para proyectar exposiciones creativas siempre impregnadas de humor y originalidad.
