La fusión de la arquitectura y la geometría sagrada se refleja como una nueva expresión en las artes plásticas. Formas geométricas, cargadas de significado espiritual, buscan no solo la estética, sino transmitir esencias profundas. Estas creaciones conectan con el lugar y la espiritualidad, generando experiencias que van más allá de lo tangible, elevando el espíritu y despertando una conexión trascendental.
Jordi Bresoli traza la esencia de la geometría de cada lugar. Su obra se erige sobre los cimientos del conocimiento ancestral de los arquitectos que, siglos atrás, calculaban las medidas de sus construcciones más sagradas a través de la distancia del sol y las latitudes de la tierra. Su geometría se nutre de este legado, yace en la conexión íntima con la tierra y sus latitudes.
Cada línea, cada forma, es un eco de aquellos cálculos que tenían en cuenta la danza del sol con las distintas regiones de la Tierra, una danza que se traduce en una geometría que va más allá de la estética, alcanzando la espiritualidad y la trascendencia.
Bresoli se embarca en un viaje creativo, llevando las pinturas, los pigmentos y el pan de oro a explorar las geometrías y la arquitectura en distintos puntos del globo.
Berlín
Berlín ofrece una paleta de líneas urbanas vanguardistas que le inspiran trazos angulares y robustos. Allí trabaja durante casi un año dentro del colectivo de Gaswerk, absorbiendo esta arquitectura que se caracteriza por su fusión de estilos, donde lo moderno se entrelaza con la herencia histórica. Sus imponentes edificios reflejan la diversidad arquitectónica, desde estructuras vanguardistas hasta vestigios de la época imperial.
Galicia
Más tarde viaja por el norte de España, Asturias y Galicia, con su rica mitología y paisajes verdes, que despiertan en Bresoli la espiritualidad ancestral, que según nos cuenta, para él es un regreso a casa. Cada trazado y cada pincelada se convierten en una conexión con el lugar y las formas ancestrales que danzan en torno al río Miño, con sus leyendas y sus mitos. Los trazados se vuelven más orgánicos, reflejando en sus composiciones la captura de la armonía y de lo natural.
Portugal y Andalucía
Descendiendo por la costa portuguesa, se va encontrando con calles adoquinadas y colinas ondulantes, que le sugieren una geometría más suave, un lienzo donde las emociones y los trazados se deslizan con un trazado más delicado.
Es en Andalucía, bajo el cálido sol del sur, donde descubre una vibrante y fina energía que se traduce entre sus líneas y curvas más delgadas, dejando un paso más predominante al pan de oro en sus lienzos.
Cada pincelada no es solo una técnica dominada, sino un diálogo íntimo con la geometría latente del lugar. Este proceso creativo no se limita a la aplicación de pigmentos y pan de oro; es una conexión espiritual con la esencia misma que le rodea.
Hay que entender que cada ciudad, cada región, tiene su propia geometría, su propia medida en la sinfonía universal.
Cada viaje no solo amplía su paleta, sino que enriquece su comprensión de las geometrías sagradas presentes en la diversidad del mundo. Sus lienzos no son solo arte; son testimonios de una vida artística que busca compartir la resonancia espiritual y energética que se encuentra en cada línea, en cada forma, en cada lugar y en cada persona.
- Estudio
- Bresoli
