BIG Architects y Carlo Ratti Associati han completado un rascacielos de 280 metros de altura en el corazón financiero de Singapur. Un prisma que incorpora grandes espacios ajardinados en las aberturas estructurales de su fachada horadada.
CapitaSpring, un nuevo paradigma en el diseño vertical
En la segunda mitad del siglo XX, los arquitectos plasmaron en los rascacielos la idea del trabajo con la compartimentación por tabiques. Esta configuración cristalizó en el arquetipo de la oficina contemporánea; de hecho, el rascacielos de la modernidad es la expresión máxima de esa idea. Hoy, la inmensa mayoría de esta tipología que se ubica en Asia posee una estructura de hormigón y se ventila naturalmente, careciendo de cualquier aura monumental: son meramente un producto de consumo. Esta arquitectura abierta, transparente, interconectada y mediatizada parece ser la nueva figuración del dominio corporativista.
No obstante, es posible que estemos asistiendo al final de esta modalidad, pues un número creciente de arquitectos —desde Carlo Ratti o Bjarke Ingels— está explorando estas dimensiones aumentadas como estrategia alternativa para el diseño de estas moles verticales. Un ejercicio que abandona la autorreferencialidad para adentrarse en sensibilidades como las emisiones de carbono, la contaminación ambiental, los sistemas de computación generalizada (pervasive computation), la concentración de componentes orgánicos volátiles, las bacterias o las ratios de biomasa.
BIG Architects Architects y Carlo Ratti hacen de un rascacielos un mirador natural
Bajo esas premisas en el diseño, la firma italiana Carlo Ratti y la oficina de arquitectura danesa BIG Architects han presentadoCapitaSpring: un rascacielos emplazado en el corazón financiero de Singapur. En su interior alberga la sede de un gran fondo de capital privado, en comunión con restaurantes, apartamentos para rentas elevadas, un mercado de venta ambulante con 56 puestos de comida y una serie de jardines; todo ello al abrigo de una fachada que recuerda a la de Minoru Yamasaki para el desaparecido Wold Trade Center neoyorquino. CapitaSpring es como la visión de un futuro en el que la metrópoli y la naturaleza pueden coexistir, y los paisajes urbanos pueden expandirse sin restricciones a la verticalidad.
A nivel de suelo, se ha originado un parque lineal y una gran plaza pública como espacios verdes de descongestión para los flujos de alta densidad, constantes en el distrito financiero de Singapur. No obstante, la gran singularidad del edificio la encontramos algunos pisos más arriba. Con más de 80 000 especies vegetales y 93 000 m2,CapitaSpring combina plantas estancas y opacas con un generoso entorno que enmarca el río Singapur y la Marina Bay. Se trata de uno de lo elementos más llamativos del inmueble: un parque de cuatro plantas de 18 metros de altura, denominado Green Oasis, que se acomoda en el centro de la construcción. Sus cuatro niveles se recorren a través de pasarelas en espiral rodeadas de árboles tropicales con una prominencia generosa.
A modo de selva, la jerarquía vegetal hace que los especímenes con hojas más grandes se sitúen en un segundo plano, abriendo ventanas para la observación. Mientras que los ambientes de oficinas completan el prisma ocupando los 29 pisos superiores. Con todo, cabe resaltar que la pieza, paulatinamente, se va haciendo más permeable a medida que crece en altura, dejando a la vista su esqueleto estructural, permitiendo unas vistas largas a la bahía.
En este enlace puedes leer sobre otro rascacielos reciente, la Stein Tower de Nueva York.
Otros rascacielos en Singapur son la Torre Robinson de 175 metros de altura de Kohn Pedersen Fox y la torre residencial EDEN de Heatherwick Studio.
