Implacable es el tsunami de imágenes artificiales y procesadas que caracteriza el instante en el que nos encontramos. Artificiales porque alcanzan el cerebro a través de dispositivos tecnológicos interpuestos entre la realidad física y nuestros sentidos. Y procesadas porque están configuradas —principalmente— con algún tipo de objetivo vinculado al consumo o a la propaganda sociopolítica. Son el queroseno del contenido mediático y del entretenimiento, pero además —tal y como defendió el investigador italiano Giovanni Sartori (1924–2017)— son la manifestación de un nuevo individuo gestado en el útero de los mass media, para el que la existencia solo habita en aquello que mira.
En medio de tan ingente —y exponencial— producción, repleta de estándares formales y arquetipos aspiracionales, hay grandes excepciones. Como los trabajos del artista gráfico Mike McQuade, que lleva a cabo una disección honda de los temas que desarrolla para ofrecernos una perspectiva reflexiva, alejada de los omnipresentes y dañinos maniqueísmos.
Y, dada su incisiva capacidad para observar la actualidad social, cultural y económica de nuestra era global, no es extraño que varias de las publicaciones de mayor prestigio y repercusión, como The New York Times Magazine, The Washington Post o WIRED —entre otras—, cuenten habitualmente con las creaciones de este estadounidense.
En sus composiciones las ideas se asoman de manera depurada, sin estridencias ni artificios tendenciosos. Estas poseen cierto carácter analógico, incluso cuando han sido realizadas digitalmente. En muchos aspectos, McQuade recoge la esencia del collage de las vanguardias europeas de principios del siglo pasado, no solo por las combinaciones fotográficas —con otras técnicas—, sino también por la acidez analítica que emana de sus piezas. Esta reminiscencia formal adquiere personalidad contemporánea a través de texturas y elementos de la comunicación popular actual, con una presencia activa de la iconografía de las redes sociales.
Sus ilustraciones son, en cierto modo, retratos conceptuales desde los que se favorece el pensamiento más que la contemplación. El factor fotográfico desempeña un papel capital en las obras de este autor, ya que es el detonante expresivo de las mismas, aunque la edición y los acabados gráficos varían en función del mensaje.
Por su profundización certera en las cuestiones que trata, se podría decir que Mike McQuade es una especie de cirujano visual —de tono calmado y lúcido— dentro del chirriante ámbito de la comunicación mediática de los inicios de estos años veinte.
Visita la web de Mike McQuade
