Effekt en danés significa “impacto”: hasta en esta lengua nórdica hay falsos amigos. El impacto y la celebración impulsaron el proyecto de las dos grandes atalayas de la modernidad: la de Eiffel, de 1889, dejó la impronta en el París de la Segunda Revolución Industrial; y la de Tatlin aspiró, en los años veinte, a dejar en San Petersburgo la de una revolución política tan frustrada como, en estricta correspondencia, lo fue su propia construcción.
Con el primer cuarto del siglo XXI a la vista, Effekt —el estudio danés de Tue Foged y Sinus Lynge —proclama con su nombre la voluntad de controlar y minimizar el impacto más que la de celebrarlo. Su torre de observación es un dispositivo de apropiación de la naturaleza sin rozarla. Ver sin tocar, parafilia voyeur. Una pasarela elevada de listones de madera define un trazado sinuoso de casi un kilómetro a través de los hermosos bosques boreales de Gisselfeld Klosters, en Selandia. Un sendero de accesibilidad universal amenizado por una pajarera —la diversidad aviar es uno de los puntos fuertes del lugar—, un loop que nos lleva festivamente hasta las copas de los árboles, el cruce de un río y el sorteo de los troncos, que también quedan a veces amorosamente abrazados por él. La torre, un diábolo de estructura de acero corten generado por una hipérbola, contrae su cintura para esquivar las ramas más altas y, en su interior, la pasarela se transforma en una rampa espiral de 650 metros que ciñe el gradiente de su superficie externa, proporcionando panorámicas insospechadas del bosque.
Su tramo final, a 45 metros de altitud —140 sobre el nivel del mar, el punto alcanzable más alto de la isla— muestra una perspectiva de 360 grados donde, en los días despejados, la vista alcanza hasta Copenhague y Malmoe por el norte y abarca el terreno accidentado de la isla por el sur y el este.
A pesar de que durante los últimos años las granjas orgánicas de la zona se hayan visto sustituidas por exclusivos alojamientos rurales que se alquilan a menudo para todo tipo de eventos, Camp Adventure ofrece al urbanita un acceso fácil con la menor huella sobre el paisaje. Inteligente acomodación conservacionista o el peaje de los impactos mínimos, caben opiniones.
