A pesar de la prima de riesgo, de la explosión del euro, de las amenazas de hundimiento, de las intervenciones que no cesan… A pesar de todo eso, la pasada Feria de Milán ha sido inabarcable. La crisis se atrinchera, pero Milán resiste, podría ser el titular de una edición que a pesar de la contención de algunas firmas, sigue mostrándose como el epicentro del diseño mundial. En este ágora planetaria hemos prestado atención a las marcas españolas que han presentado allí sus trabajos. Desde Sancal, a BD, pasando por Arturo Álvarez, Vondom o Estiluz. Una prueba de que la producción nacional encara con buenas propuestas unos tiempos inciertos y poco favorables.
Float. Sancal. Karim Rashid
Obra de Karim Rashid, este sofá de líneas redondeadas cambia nuestra percepción del objeto pues parece flotar. Un gesto acogedor, cuyos tonos kitsch sostienen una asimetría lúdica y poética.
Chandlo. BD. Doshi Levien
Un tocador es el testigo de nuestros rituales cotidianos ante el espejo. Este se encuentra en el centro de una mesa como los bindis que las mujeres indias se colocan en el entrecejo.
Náutica. Expormim. Mut design
Un asiento suspendido que rinde homenaje a una de las primeras piezas de Expormim en los años 70. Diseñada por Mut Design, Náutica recupera el ratán para evocar los contrastes que ofrece la naturaleza.
Tina. Arturo Álvarez
Desenfadada y con un punto frívolo, esta lámpara se puede personalizar cortándole los “pelos” como un bonsái al que se le tiene que podar al gusto.
Blow. Vondom. Stefano Giovannoni
Creada por Stefano Giovannoni, la colección Blow está inspirada en un cojín hinchable que se despliega hacia delante para crear brazos. Sus materiales permiten su uso tanto en exterior como en interior.
Lorca. Sellex. Abad Diseño
En medio de tanto rescate, algo bueno lleva España a Europa. La mesa Lorca amueblará los despachos de la presidencia europea. Seduce por su proporción y por el atractivo trazo de las patas.
Balloon. Estiluz. Crouscalogero
Etérea y sencilla, esta lámpara de Crouscalogero logra ocultar la bombilla tras la pantalla translúcida de polietileno satinado. En su versión de aplique, el cable rojo se convierte en interruptor.
