Ante la imposibilidad de los desfiles presenciales por la pandemia, Rem Koolhaas ha concebido para el fashion show Prada FW21 un escenario virtual que, sin embargo, es estrictamente material y táctil.
A Adolf Loos, que en sus años de juventud en Estados Unidos ejerció el oficio de ayudante de un sastre en Nueva York, le gustaba recurrir a las metáforas sobre indumentarias para hablar de arquitectura. A juzgar por el dormitorio blanco que diseñó en su apartamento de Viena para Lina, su primera esposa, con el suelo forrado de espesa lana de angora y paramentos textiles, le habría complacido el set que Rem Koolhaas y AMO —la versión experimental y paraarquitectónica de su estudio— han realizado para el Fashion Show de Prada FW21.
Un desfile de moda geométrico
Ante la imposibilidad de los desfiles presenciales por la pandemia, Rem Koolhaas ha concebido para el Fashion show un escenario virtual que, sin embargo, es estrictamente material y táctil. Cuatro espacios que responden a formas geométricas elementales se agrupan por contigüidad, pero no consecutivamente, disolviendo el formato pasarela característico de los eventos de moda. Cada uno propone un juego diferente de texturas y color en contraste, que dialoga con las prendas de la colección.
El primero es un prisma de planta rectangular, con las paredes revestidas de falsa piel roja grumosa y el suelo de resina negra donde se reflejan modelos y luces; el segundo, un cilindro de mármol blanco donde la piel del anterior configura un suelo celeste, a modo de cielo inverso y cambiante en el que se hunden los pies. Un giro de 90º nos introduce en un cubo con piso de mármol veteado en verde y densas paredes magenta y, por último, un nuevo viraje desemboca en un prisma hexagonal de paramentos rosados y tersos sobre un plano peludo en tonos pastel.
Rem Koolhaas y Prada: unión de arquitectura, interiorismo y moda
El recorrido por el Fashion show —quebrado, no lineal— genera ricas perspectivas oblicuas que multiplican, como en un juego de espejos, los contrastes de texturas por las vistas de unos ámbitos a través otros. No hay contenido narrativo, solo el imperio de los sentidos, de la vista, del tacto. Las imágenes parecen renders, pero los espacios son tan obstinadamente materiales como un muestrario textil. De hecho, todos los componentes han sido reciclados mediante una plataforma milanesa de economía circular y serán puestos a disposición de estudiantes, profesionales y usos culturales.
Rem Koolhaas, casi veinte años después de poner patas arriba el interior para retail con la tienda de Prada en el SoHo neoyorquino, plantea un dispositivo que inaugura el Fashion show online, siempre de la mano gentil e inteligente de Miuccia Prada. Pero, sobre todo, pone sobre la mesa un manifiesto deslumbrante, una metáfora construida sobre la analogía entre arquitectura e interiorismo y moda, esas dos interfaces básicas de la vida humana.
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