Tras una década sin exponer en la capital portuguesa, Joana Vasconcelos presenta Plug-in, la exposición comisariada por João Pinharanda que consta de siete piezas monumentales dispuestas en el MAAT hasta abril de 2024.
Sociedad de consumo, identidad colectiva y alta cultura en el MAAT
Conocida por sus esculturas monumentales e instalaciones inmersivas, Joana Vasconcelos descontextualiza objetos cotidianos y actualiza el concepto de artesanía para que encaje en el tecnológico siglo XXI. Así lo demuestra en Plug-in con las dos creaciones que flanquean la entrada del edificio futurista del MAAT, completado por el estudio de arquitectos Amanda Levete en 2017.
Una de ellas es Solitario (2018): un anillo inmenso como representación del amor y del compromiso entre dos personas que la sociedad de consumo ha transformado en símbolo de estatus y poder. Esta llamativa escultura está formada por 110 llantas de coche doradas, coronada con una pirámide invertida de 1450 vasos de whisky —hechos de cristal atlantis— a modo de diamante. Con ella, Vasconcelos alude a la falsa sensación de felicidad que transmiten dos de los elementos más estereotipados del lujo —los coches y las joyas— y cuestiona, también, los roles de masculinidad y feminidad en nuestra sociedad.
La otra intervención es I’ll be your mirror (2018), una pieza escultórica erigida con 255 molduras barrocas de bronce y 510 espejos superpuestos, como si fueran escamas de una máscara veneciana king size. Un volumen que establece un verdadero diálogo con el entorno y con el público —ansioso de encontrar su imagen devuelta—, al que invitan a descubrir que «solo hay reflejo cuando hay paralelismo», señala la artista.
Joana Vasconcelos y sus guiños a las mitologías griega y nórdica
Árbol de la vida da la bienvenida al visitante al antiguo edificio Central Tejo del MAAT. Concebida y producida durante el lockdown pandémico de 2020, representa «un nuevo comienzo» con un árbol de laurel de 13 metros de altura y 140 000 hojas bordadas a mano dispuestas en 354 ramas. Una obra que parte del reto de conversar con la escultura Apolo y Dafne de Bernini en su relato mitológico. En un principio fue una propuesta site-specific para la Sainte-Chapelle del Château de Vincennes de París, donde se expuso en la primavera de 2023; también tuvimos la oportunidad de estar allí y fruto de aquella visita son estas fotos.
Encargada originalmente para el casino MGM de Macao en 2015, Pulpo valquiriase erige como la instalación más colosal de todo el conjunto. En la confección de este maxipulpo se han empleado diversos tejidos, ganchillo y pasamanería, como lana de Brancal y bordados de Viana do Castelo y Niza. Está compuesto de un cuerpo central, cabeza, cola y varios tentáculos en un atractivo juego de volúmenes, texturas y colores que se pueden tocar. Esta valquiria fusiona también lo artesanal y lo tecnológico a través de la inserción de luz. Dicha escultura se inspira en las figuras femeninas de la mitología nórdica que sobrevolaban los campos de batalla, resucitando a los guerreros más valientes para que se reunieran con las deidades en el Valhalla. El resultado final afianza el vínculo entre arte y artesanía en el siglo XXI promovido por la portuguesa.
Trilogía sobre ruedas
War Games —un coche clásico Morris Oxford regalo del abuelo de la artista— invita a reflexionar sobre la idea de seguridad y sus dimensiones. Tuneado con rifles de plástico y luces led, este vehículo negro casi fúnebre transporta cientos de juguetes de peluche en su interior que claman ruidosamente por espacio y atención. Vasconcelos conjuga el carácter bélico y el lado lúdico infantil, quizá para denotar la tierna y a la vez amenazante fragilidad de la vida. El título ya subraya el guiño metafórico de este memento mori posmoderno.
Esta curiosa trilogía sobre ruedas continúa con Drag Race: un Porsche usado como una versión moderna del mítico Carruaje de los Océanos, expuesto en el Museo de Carruajes de Lisboa. Las imágenes con motivos marinos, cinceladas en madera dorada por los artesanos de la Fundación Ricardo Espírito Santo Silva de Braga, convierten el deportivo en una visión de la opulencia del barroco portugués en el que Joana Vasconcelos se inspira. Tanto las plumas como el título se vinculan con las carreras de vehículos dragster y la cultura drag estadounidenses. El tercer y último automóvil, Strangers in the Night, toma su nombre de la canción homónima de Frank Sinatra, que suena continuamente desde unos altavoces integrados en él. En contraste con el canto al amor perdurable, la decoración interior reencarna una cabina abierta de peepshow. Forrada por fuera con faros parpadeantes, esta estructura remite a la imaginería de los hombres que recurren a la prostitución.
En estas siete obras faraónicas, Vasconcelos condensa lo mejor de sí misma y su compromiso con los oficios artesanos de su país adaptados al siglo XXI. Además de funcionar como una celebración de la habilidad manual, sus piezas gozan de dimensión social e incluso política, al cuestionar la sociedad de consumo, la cultura pop y la identidad colectiva, siempre con humor e ironía, sin menoscabo de la seria gravedad que impregna el significado crítico de cada una de estas instalaciones únicas.
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Joana Vasconcelos (1971) es una artista portuguesa con gran proyección internacional. Sus obras establecen un diálogo entre la esfera privada y el espacio público, el patrimonio popular y la alta cultura. El reconocimiento masivo le llegó en 2005 con La novia en la primera Bienal de Venecia comisariada por mujeres. Es también la artista más joven y la primera mujer en exponer en el Palacio de Versalles (2012). Galardonada con más de 30 premios, desde 2006 dirige el Atelier Joana Vasconcelos y a sus más de 50 empleados. En 2012 creó la fundación que lleva su nombre para conceder becas, apoyar causas sociales y promover el arte para todos.
“El concepto Plug-in explora la conexión que compartimos entre el arte y la electricidad. La muestra reúne piezas que aúnan artesanía y tecnología, mostrando cómo estos elementos no solo no son antagónicos, sino que pueden dialogar y crear obras de arte. Mezclo muchas cosas hechas a mano con aspectos tecnológicos, concretamente electricidad o cualquier otra forma de energía. De un modo u otro, estas piezas necesitan estar enchufadas”, explica la propia artista la relación entre el título y el contenido de la muestra.
