Abierto a finales de septiembre, el nuevo Museo de Arte Moderno Gulbenkian de Lisboa (CAM) añade a los jardines de la Fundación Gulbenkian otro espacio verde, una renovación arquitectónica y la reconfiguración de nuevas salas y exposiciones. Es así como el remodelado CAM de la Fundación Calouste Gulbenkian se suma al MAAT, al Museo de Arte Contemporáneo trasladado al Centro Cultural de Belém a finales de 2023 y al recién rehabilitado Museo de Diseño MUDE. Un póker de ases que remata la presencia del arte contemporáneo en la capital lisboeta.
La inspiración japonesa de Kengo Kuma
La reestructuración de Kengo Kuma en el Museo Calouste Gulbenkian se ha basado en el concepto engawa. Una visión procedente de la arquitectura japonesa que une el interior completamente íntimo con el exterior abierto y viceversa. De ese modo, se han derribado ventanas para dejar entrar libremente la luz y generar una mayor transparencia y conexión entre los antiguos jardines de la fundación y los nuevos. El objetivo del proyecto era añadir otros 1000 m2 de entorno expositivo y reformar todo el complejo. Por eso algunas oficinas se han reubicado junto al auditorio y se han llevado a cabo demoliciones en el entresuelo, donde se ha instalado un centro educativo con un pozo de luz que ilumina el ambiente, antes enterrado. La reforma también ha integrado un refuerzo sísmico de hierro a la estructura.

Contrastando con la gran muralla anterior —de la que solo prevalecen algunas piedras—, la nueva entrada, inusualmente baja, separa la ciudad de este oasis e invita a entrar y salir del jardín, que ahora se extiende hasta la avenida de Berna. Con un depurado diseño puntiagudo y ondulante, la enorme marquesina fabricada en materiales naturales recrea el edificio original de 1983. Una pieza que funciona como una especie de gran porche, a la manera del Pabellón de Portugal de Álvaro Siza del Campo de las Naciones. La presencia del azulejo como revestimiento no puede faltar en una tierra como Portugal. Si Amanda Levete añadió una suerte de baldosas galácticas a la fachada del MAAT en 2016, Kuma ha empleado aquí más de 3000 azulejos en tres tonos de blanco —elaborados localmente— para cubrir toda la visera cimbreante.


Por su parte, Vladimir Djurovic ha sido el responsable del diseño paisajístico: 8000 m2 de verde donde hay bancos para sentarse al sol, zonas para leer y estanques que reflejan lo que ocurre alrededor. La presencia de jardines en todos los rincones era innegociable, ya que, al igual que en la sede de la fundación, la naturaleza es la protagonista del conjunto. Los viejos y grandes árboles de siempre —tilos, cipreses, pinos canarios, plátanos— conviven ahora con especies autóctonas, en un lugar donde antes se tendían grandes telas blancas para sobrevivir a la canícula estival.

Del continente al contenido en el Museo Calouste Gulbenkian
Al adentrarnos en la luminosa nave principal, un conjunto denso y rítmico de esculturas suspendidas nos da la bienvenida. Son obra de Leonor Antunes, artista portuguesa que debuta en el Gulbenkian con la exposición Da desigualdade constante dos dias, disponible hasta el 17 de febrero. Su intervención dialoga con la arquitectura, pero también con la colección, ya que Antunes ha sacado de ella algunas creaciones de mujeres para mostrarlas en la estancia contigua. En el Espacio Engawa de la entreplanta inferior, Fernando Lemos presentó O Calígrafo Ocidental hasta el 20 de enero. Sus trabajos, a caballo entre dibujo y escritura, son fruto de la beca Gulbenkian que lo condujo a Japón para estudiar caligrafía.


En el subsuelo reposa la nueva Galería de la Colección, cuyas 80 obras en display pretenden hacer reflexionar sobre la relación entre el arte y la naturaleza, y denunciar las amenazas que asolan al planeta. Además de una sala de sonido, un salón, un restaurante y una tienda, la reapertura del CAM también contempla un programa de reservas visitables: de las 12 000 piezas que conserva el museo, 220 se podrán sacar del depósito de reserva y ver a petición del público cada lunes. El nuevo centro también desarrollará un calendario de artes en vivo mediante una programación experimental, prospectiva y colaborativa que abraza charlas, danza, artes escénicas, instalaciones, conciertos, proyecciones de cine o poesía. Y prueba de esta interdisciplinariedad fue la inauguración oficial, con conciertos y DJ dentro y fuera del recinto.

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