El festival TAC! ha aterrizado en San Fernando (Cádiz) con una propuesta que busca atraer la mirada sobre la labor de los artesanos locales. El Pabellón de la Sal nos lleva al trabajo que durante siglos se ha realizado en las salinas de la costa gaditana: una estructura vertical cubierta de sal que se apodera de la Plaza del Rey. Un cóctel de espacios históricos con usos contemporáneos.
Un obelisco de sal para San Fernando
El festival TAC! de arquitectura urbana le ha cogido el gusto a las ciudades con costa. Después de las ediciones de Valencia, San Sebastián o Vigo —la de Granada se alejó un poco más—, han planteado la segunda de este 2024 en San Fernando, una urbe construida durante el siglo XVIII para proteger a la bahía de Cádiz de los ataques de los piratas. Y el emplazamiento del concurso en la Plaza del Rey abre un hueco en el centro de su trama clásica, para resaltar el edificio del ayuntamiento al fondo y albergar la propuesta ganadora: El Pabellón de la Sal.
El proyecto de José Rodríguez y Carlos Montes ha introducido una zona de reunión dentro de un montículo de sal, convirtiéndose en un obelisco de andamios. Una estrategia con la que buscan hacerse grandes entre los gigantes del paisaje y transmitir un mensaje metafórico sobre su instalación: el poder del trabajo artesanal sobre la arquitectura.
Un premio de sal para el festival TAC!
El pabellón se sitúa en el eje central de la plaza, como si fuese una estatua ecuestre de las que preceden a los grandes monumentos. Los arquitectos han conseguido levantar una torre liviana, llamativa, etérea, pero con la suficiente presencia como para llamar la atención sobre lo que ocurre debajo. A los pies de la estructura, un montículo de sal arropa un espacio oculto: una subplaza ideada para propiciar el encuentro. Y, a través de cuatro entradas, rompen con picardía la simetría de los ejes de la plaza para aumentar el misterio hacia el interior.
La sal brilla como los encalados de las fachadas y se usa como pavimento, como revestimiento y como celosía. De esa manera, el festival TAC! ha premiado una pieza que consigue replicar los tonos de los inmuebles del casco histórico con materiales insospechados. El Pabellón de la Sal transforma con imaginación y versatilidad un montículo en una torre, el oficio de la salina en arquitectura. Así resulta imposible olvidarse lo cerca que está la playa.
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