Entre la llama y el duelo. El templo de Miguel Arraiz que arderá en el Burning Man Festival

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El fuego, símbolo de transformación, define el Burning Man Festival y la obra que Miguel Arraiz llevará a su próxima edición. Inspirado en el kintsugi japonés y la tectónica del duelo, su Temple of the Deep arderá como un acto de resiliencia en el desierto de Black Rock.

El fuego del Burning Man Festival

Frente al conservadurismo, siempre nos quedará la llama; al fin y al cabo, la rebeldía siempre se hace notar. Nos lo demostraron los arquitectos de Coop Himmelb(l)au cuando proclamaron su manifiesto en los años 80; en plena Universidad Técnica de Graz, su estructura metálica e iconoclasta, Las alas de las llamas, ardía y hacía estallar los cristales de edificios próximos. La explosión de un resurgir, de un pensamiento. Pero no solo ellos encontraron en el incendio la pulsión de su discurso. Años más tarde, en junio de 1986, Larry Harvey y Jerry James prendieron fuego a su propio chivo expiatorio —un muñeco de madera realizado por ellos mismos— en una playa de San Francisco; un rito que, a partir de ese instante, se fue repitiendo en otro lugar más apartado, engrandeciendo su fama: el desierto de Black Rock.

El intrincado histórico en torno a la creación del Burning Man Festival bebe tanto del culto pagano como de la rabia contemporánea; de la liturgia solar como de la rave y el movimiento hippie. Hay mucho de ceremonial en esta ciudad pop up que brota y se destruye de la noche a la mañana; sucede igual con la tradición —de origen incierto— de las fallas valencianas, donde los ninots nacen sabiendo ya su suerte. Es este punto de similitud el que parece haber unido al arquitecto Miguel Arraiz con esta cita ineludible, en la que ya exhibió, allá por 2016, su intervención Renaixement junto al colectivo Pink Intruder. Por ello, como ganador del concurso internacional del evento en este 2025, del 24 de agosto al 1 de septiembre su obra Temple of the Deep será uno de los grandes iconos y, como dicta la experiencia, también terminará siendo ceniza.

Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025
Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025

El primer arquitecto español en Burning Man

Siguiendo la dinámica vital del Burning Man Festival, dos actos canónicos ocurren en esta tierra de nadie: primero la quema de la figura del burning man y, por último, la del templo. Aquí, la devastación no es arbitraria, pues cada una posee su propio matiz, emoción e intencionalidad. Pero Miguel Arraiz ya está acostumbrado a la fiereza de la hoguera y entiende, como Coop Himmelb(l)au nos enseñó, que “la arquitectura debe arder”, o al menos la que aquí se levanta de forma efímera. Un hecho que no presenta conflicto en su manera de diseñar, ya que apenas existe un apego con aquello que construyen sus manos; de hecho, algunos de sus artefactos arquitectónicos han terminado siendo alimento de las fallas. Su Temple of the Deep tiene la misión de ser más que un centro de reunión, de ahí que se piense como una cueva donde “navegar por la pérdida y salir fortalecido”, donde “abrazar plenamente las emociones y resistir el impulso de acelerar el duelo”, cuenta Arraiz.

Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025
Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025
Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025
Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025

Durante la semana, este refugio será testigo de recuerdos, actuando “como una puerta de entrada para que las emociones fluyan libremente, permitiendo a aquellos que se involucran con él confrontar las profundidades de la vida y elevarse más fuertes y completos”, continúa. El simbolismo de su morfología a modo de roca tectónica evoca el paisaje volcánico que colinda con las dunas, pero sus líneas doradas, que muestran la técnica del kintsugi japonés, repara las grietas que contienen aquello que nos aflige. Dentro, la sanación espera, incluso la del propio Arraiz: “El proyecto es profundamente autobiográfico. El templo representa una enorme roca negra, como un corazón roto en mil pedazos”. Con 13 metros de altura y 32 de diámetro, esta mole de madera será cimentada, en un plazo de 15 días, por voluntarios y un equipo de creadores valencianos de talla internacional. Una acción que busca originar comunidad —a la que puedes sumarte con tu apoyo— y mantener en alza los valores vitales de esta festividad.

Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025
Temple of the Deep. Miguel Arraiz. Burning Man Festival 2025

Resiliencia y transformación. Purga y evolución. Miguel Arraiz está próximo a hacer en el Burning Man Festival lo que Coop Himmemb(l)au siempre persiguió en su manifiesto: “Una arquitectura que sangre, que agote, que gire y que incluso se rompa. Una arquitectura que ilumine, que incite, que explote y que llore”.Y así, en silencio y frente a más de 50 000 personas, su Temple of the Deep abrazará su sino entre las llamas para convertirse en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

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