L’espace interieur. Una ventana al universo de Nanda Vigo en madd-bordeux

El espacio interior de Nanda Vigo

Antes de dejarnos en 2020, Nanda Vigo pronunció un importante mensaje para las generaciones más jóvenes: “Estudia lo que sucedió en el pasado. Si no revisas punto por punto lo que pasó antes, cuáles fueron las evoluciones, no puedes avanzar. Todo el mundo está en un punto muerto absurdo”. Como buena polímata, a Vigo siempre se la consideró una rara avis durante toda su vida por ser parte de los años y movimientos más radicales a nivel creativo.

Desplegar su actividad como miembro del Gruppo ZERO la impulsó a la esfera internacional en múltiples exposiciones globales, pero fueron sus planteamientos avant-garde los que demostraban el entramado discursivo de su imaginario. Estudió arquitectura en el Instituto Politécnico de Lausana y fundó su estudio a la edad de 23 en su ciudad natal, Milán; lo que sucedió a partir de ahí fue un desarrollo sin precedentes por múltiples disciplinas, colaboraciones con grandes nombres, como Lucio Fontana o Gio Ponti en la Casa Sotto la Foglia, galardones como el New York Award Industrial Design (1970), por su lámpara halógena Golden Gate, y un camino marcado siempre por un elemento único: la luz.

Una exposición inmersiva de arte multidisciplinar

Su mirada multifacética estuvo acompañada por una necesidad de establecer conexiones inherentes entre esta cualidad física y los medios por los que ella misma circulaba. Lo hizo a través de la lámpara Genesis, de la serie Deep Space, de su propia arquitectura en su Zero House o, como no, en los gadgets de su Manifiesto Cronotópico (1964). Con L’espace interieur, la reciente exhibición monográfica de Nanda Vigo en el madd-bourdeux,por fin podemos asomarnos a todas sus vertientes y pasear entre hitos emblemáticos de su carrera. Organizada sin un orden cronológico, las 17 salas del Museo de Artes Decorativos y Diseño de Burdeos (Francia) establecen “instantes” que navegan por el universo intimista de Vigo, al mismo tiempo que nos permiten descubrir en primera persona los matices y simbolismos de sus obras.

Es así como un recorrido museístico se transforma en un viaje lleno de experiencias. Un pasillo de 12 metros revestido de papel pintado rojo con acabado de aluminio alberga la recreación del Ambiente Spaziale: Utopie (1964): una fantasía granate fruto del dúo que Vigo y Fontana formaron para el proyecto. En otra zona, nos topamos con su Ambiente Cronotopico (1968): un cubículo hecho de láminas de vidrio con iluminación integrada. Algo que Vigo definió como “un lugar donde el tiempo se vuelve relativo y el espacio infinito”.Sus diseños radicales también han sido acogidos en distintos recintos: la butaca peluda Due Più (1971), la dualidad de la mesa Hard and Soft (2019) e incluso sus múltiples luminarias para la firma Arredoluce, como la Iceberg (1970), la Manhattan (1971) o los apliques Geometral (1970).

Además de pasear por áreas más informativas sobre la biografía de la autora o relativas también al Gruppo ZERO, la mística de su lenguaje se abre paso en Tigger of Space (1974): esculturas piramidales, que funcionan como trampolines hacia otros mundos al disparar ráfagas de luz que modifican la percepción del entorno. Y, por supuesto, la arquitectura también encuentra su sitio en esta muestra con la Casa Blue, que ha sido reproducida en una de las estancias, impregnándose del famoso azul Klein que bañaba el interiorismo original. Sin duda, Nanda Vigo era una mujer llena de ideas y nuevos conceptos. “Siempre he amado el arte de tal manera que parece imposible distinguir el objeto cotidiano de su influencia artística”. Esta oportunidad en madd-bourdeux nos abre una ventana para conocer en profundidad a una de las diseñadoras más relevantes del siglo XX y, sobre todo, a una mujer pionera que alumbró el camino para muchas otras.

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