Desde 2007, la antigua cámara frigorífica del Matadero de Madrid se ha convertido en un escaparate para el arte contemporáneo. Bajo el nombre de Abierto x Obras, esta sobrecogedora nave industrial es cedida a artistas para que construyan piezas relevantes en diálogo con el lugar y con su historia. Su actual comisaria, Manuela Villa, desentraña las claves de un espacio que a día de hoy es un observatorio en el devenir experimental de las artes visuales.
ROOM Diseño.– Para empezar, contextualicemos la aparición de Abierto x Obras
Manuela Villa.- El programa empezó en el año 2007 de la mano de Teresa Velázquez, la entonces responsable de contenidos en Matadero-Madrid. En aquel momento, Matadero no estaba tan rehabilitado como ahora pero ella vio en la cámara frigorífica, que había sufrido un incendio y estaba ennegrecida, una oportunidad para que fuese un área de intervenciones site specific. Después, Teresa pasó al equipo del Reina Sofía y cuando llegamos nosotros, en 2008, entendimos perfectamente la visión que ella había tenido: un artista o un colectivo enfrentándose a ese espacio.
R.D.- ¿Cuál es, digamos, la línea editorial sobre la que se construye Abierto x Obras?
M.V.- Hay varias cuestiones que siempre tenemos en cuenta. Una de ellas es entregar la nave a artistas de carrera media para que puedan llevar a cabo un gran proyecto que los respalde como creadores. Y otra, proponer artistas que no han sido vistos en España.
R.D.- Al margen de este aspecto, ¿qué tipo de arte se busca en Abierto X Obras? ¿Hay un planteamiento estético?
M.V.- Tratamos de apoyar a los creadores y esa misión está por encima del discurso formal. Seleccionamos nombres que se encuentran en un buen momento para dar un gran salto en su trayectoria. Y a partir de ahí notamos que su carrera está en otro nivel. Por ejemplo, la intervención de Fernando Sánchez Castillo con el Azor se encuentra ahora en Utrech y sigue viajando. La obra de Carlos Garaikoa se vio luego en la Bienal de Venecia. Y la pieza de Cristina Lucas también ha tenido mucho recorrido.
R.D.- Como comisaria, ¿cuál es tu papel en el proceso de selección?
M.V.- Considero que, más que comisaria, mi papel es el de responsable de contenidos en una institución pública. De ahí, que por encima de mis discursos personales prime una idea más global del contexto en el que nos encontramos: cómo está Madrid, qué artistas hay, qué les hace falta o cómo podemos ayudarles para que su red mejore y tengan más visibilidad. Cuando invito a creadores les digo que el comisario es el espacio, que es el que realmente los va a condicionar. Yo puedo acompañarlos e incluso aconsejarlos. Pero no suelo imponer mi criterio. Básicamente hablamos de recinto de experimentación y búsqueda.
R.D- Con este planteamiento de experimentación, ¿podríamos considerar Abierto x Obras como un observatorio de nuevas tendencias?
M.V.- Nuevas, yo creo que no, aunque sí que podría ser un observatorio de tendencias, en cuanto a lo que están haciendo los artistas en este momento. Incluso en algunos casos, podría ser un retrato generacional. Trabajamos desde los discursos de las artes visuales pero abiertos a todo tipo de hibridaciones. Ese interés por movernos con lo contemporáneo, entendido como lo que nos está ocurriendo ahora, sí, está ahí. Y en ese sentido, nos interesan los creadores que están yendo un poco más allá, que están probando cosas que no se han probado, que se atreven con mezclas que no se habían realizado anteriormente.
R.D.- ¿Tenéis en cuenta otros espacios, dentro y fuera de España, que siguen esta política creativa de intervenciones site specific?
M.V.- La verdad es que no hemos trabajado con referentes de otros lugares, porque cada uno de ellos tiene su propia idiosincrasia. Ver lo que hace la Tate Modern en la Turbin Hall es una gozada, pero el suyo es un contexto totalmente diferente. Sí me gusta, eso sí, ver lo que se hace en otros sitios. Y creo que está muy bien co-producir y crear sinergias. Es lo que hicimos en la Sala de Columnas de La Panera (Lleida) con Carlos Garaikoa y Sara Ramos, pero sin olvidar que una obra concebida para un lugar es muy difícil de exportar a otros entornos.
R.D.- En este periodo, ¿qué tres creadores -en tu opinión- han llevado a cabo los trabajos que mejor reflejen el espíritu de Abierto X Obras?
M.V.- Me gustaría contestarte desde una perspectiva de productora cultural. Es decir, de cómo hemos sido capaces de acompañar al artista en la producción de la pieza, sin entrar en cómo ha sido percibido por el público. En este sentido, me quedo con Fernando Sánchez Castillo y Desmembrar el Azor, con Eugenio Ampudia y el lago artificial y Cabello/Carceller con el trabajo de las presas de Alcalá-Meco. Y me gustaría añadir a Sara Ramo: nos arriesgamos mucho con ella.
R.D.- Para ir cerrando, ¿qué aporta, desde tu punto de vista, Abierto x Obras?
M.V.- Para los artistas aporta un sitio de experimentación con unos recursos y una institución detrás que los avala y los ayuda. Para el público aporta la posibilidad de ver el gran proyecto de un artista que está en un momento muy bueno de su carrera. Sin olvidar, además, que los visitantes tienen la posibilidad de sumergirse en unas creaciones que no se pueden concebir en otros espacios. Creo que Abierto x Obras ofrece a Madrid una relación muy novedosa con el arte contemporáneo. De hecho, desde muchos lugares del mundo se nos está mirando porque tenemos un contexto y unos creadores que no existen en otro lugar. Este es un momento de ebullición artística y Abierto x Obras quiere ser un laboratorio de artes contemporáneas con obras únicas, relevantes y poderosas.
