El nuevo grifo de cerveza de Alhambra Reserva 1925, diseñado por Andreu Carulla, podría considerarse una escultura donde se cruza historia, diseño y hedonismo. Una columna verde, épica y texturizada que parece recién extraída de una galería de arte andalusí, y que supone una nueva manera de disfrutar de la icónica Alhambra Reserva 1925.
100 años de Cervezas Alhambra
Cervezas Alhambra celebra su centenario sentando las bases de lo que implica disfrutar de una buena cerveza. Y sin ceder al ruido de lo inmediato, ha optado por rendir homenaje a sus 100 años de maestría cervecera con una obra de diseño a la altura de su legado. Bautizada como Columna Centenario, no es un grifo cualquiera: es una pieza que desafía la frontera entre lo funcional y lo contemplativo, pero al más puro estilo de una pilastra jónica, que sostiene sobre sí misma tradiciones ancestrales.
“Granada está indefensa ante la gente; pues ante los halagos nada ni nadie tiene manera de defenderse”, decía Federico García Lorca sobre su tierra. Es esa belleza desarmada la que transpira este diseño de Andreu Carulla: un cilindro de vidrio soplado que recoge en su superficie las celosías que decoran La Alhambra granadina. Una reinterpretación del patrimonio en clave contemporánea, que transforma el acto de servir una caña en algo ceremonial.
Un diseño de Andreu Carulla para servir sin prisa
La famosa botella de Alhambra Reserva 1925 —sin etiquetas, de color verde oscuro y con relieves— lleva décadas exponiendo un carácter de tiempo detenido. Y la Columna Centenario se alza como la encarnación física de esa idea; una figura que se eleva como si emergiera del suelo de un hamán. En su superficie se captura la luz, mientras que sus patrones aluden al tacto artesanal de lo hecho a mano. La técnica elegida por Carulla para concebirla se ha focalizado en el proceso lento y delicado del vidrio soplado con molde, un trabajo que no se entiende sin su compromiso con la artesanía y la materialidad.
“Buscábamos captar la esencia de la botella de Alhambra Reserva 1925, una cerveza única que no lleva etiquetas y está llena de detalles muy sensibles que nos hablan de su origen y su vinculación con la artesanía”, comenta Andreu Carulla al respecto. No obstante, esta obra escultural no actúa sola, ya que se acompaña de un nuevo ritual de consumo: el Copete 1925. Dos tiempos para servir la cerveza y crear una espuma cremosa que se asienta con lentitud, prolongando la experiencia. Una puesta en escena que se completa con una copa conmemorativa de tallo alto, que potencia el aroma y preserva las notas tostadas, florales y afrutadas del líquido ámbar.
El grifo se convierte así en altar, y el camarero en oficiante de un culto que tiene tanto de tradición como de invención moderna. Este trabajo conjunto de Cervezas Alhambra con Andreu Carulla asienta la relación íntima con el arte que la empresa ha ido tejiendo desde hace años: colaboraciones con diseñadores, festivales y premios, donde han defendido una manera de producir y consumir basada en la sensibilidad. Ya fuimos testigos en la propuesta de cocreación junto a Inma Bermúdez, el mismo Andreu Carulla y Héctor Serrano, donde materializaron los valores de la casa granadina en una serie de sillas icónicas para terrazas.
La Columna Centenario se suma a esta genealogía de proyectos que celebran la labor manual. Una pieza de arquitectura doméstica que habita el espacio y lo transforma. Un tótem de cristal que, como los capiteles de la Mezquita de Córdoba o las fuentes del Generalife, une lo bello y lo útil en un solo trazo.
