La estética del club nocturno de los 70s y la pasión por la carne han sido los dos conceptos detrás de Il Ristoro di Cristino Filippini: el nuevo restaurante italiano proyectado por Timothee Studio en Castelfranco di Sopra, Italia.
Una trattoria como puerta a los 70s
Las últimas notas de Dancing Queen de Abba suenan para dar paso a Bohemian Rhapsody con la inconfundible voz de Freddie Mercury. Pantalones de campana y camisas abullonadas se agolpan en la puerta de los mejores clubs nocturnos de media Europa. Y la película Saturday Night Fever reivindica la importancia social del movimiento disco entre bolas de espejo y luces estroboscópicas.
Justo ese ha sido el escenario desde el que se ha construido Il Ristoro di Cristiano Filippini, ubicada entre Arezzo y Florencia. Su estética mezcla el reflejo de la vida nocturna de los 70 y la carnicería familiar de Cristiano Filippini, situada al otro lado de la plaza del pueblo en Castelfranco di Sopra. Apasionados por la carne, la familia Filippini ha querido rendir pleitesía a la historia que les precede, dejando clara su capacidad de adaptarse a los nuevos tiempos. Por ello, pasado y presente se sientan a la mesa en este nuevo restaurante y sin dejar ningún detalle sin atender.
El equipo de diseñadores encargado para llevar a cabo este trabajo, Timothee Studio, ha puesto patas arriba cualquier expectativa sobre el local al proponer un ambiente teatral: más similar a una discoteca de la Italia de los 70 que a la típica trattoria. “Respaldado por una vibrante paleta de rojos y animado por superficies reflectantes y formas geométricas, el lugar abarca los siglos XVIII y XX con una elegancia nostálgica que da la bienvenida a los clientes a los que los propietarios describen como amantes de lo cárnico”, adelantan desde el estudio.
El restaurante italiano detrás del telón
Desde la plaza, se puede ver cómo asoma un mostrador revestido de espejos. Una geometría que se funde con el entorno, dejando claro que nada hay más importante que el plato que va a cocinarse y el comensal que se sentará frente a él. Las cortinas rojo merlot del fondo nos recuerdan que la puesta en escena nos hará vivir un auténtico espectáculo. Y, delante de ellas, el comedor con sillas y bancos aterciopelados evocan las tonalidades de la carne cruda antes de ser cocinada.
El patrón de damero en el suelo de mármol se repite siguiendo la disposición de la iluminación cenital. Y las paredes —pintadas a mano como si fuesen el cielo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel— contrastan con una zona central en un rojo sólido que baña solería, muros y mobiliario: un elemento que nos sirve de guía hacia un segundo comedor que encontramos al bajar por unas escaleras. Más comedido y con piezas de diseño únicas, entre ellas las mesas Quaderna de Superstudio —concebidas originalmente en la década de 1970 para Zanotta—, cuyas líneas brillan bajo el techo abovedado de ladrillo y nos ofrecen una apariencia intimista y alejada de la teatralidad visible en el área superior.
Industrial, clásico y excéntrico. Esos son los tres protagonistas que comparten el cartel de la gran obra de teatro que se vive dentro del restaurante de Cristiano Filippini.
En este enlace puedes leer otro artículo sobre un proyecto de interiorismo para otro restaurante en Italia.
En el pueblo Castelfranco di Sopra, situado entre Arezzo y Florencia.
