El arquitecto Mario Montesinos nos presenta este proyecto residencial nada convencional donde la mirada está puesta en el futuro. Un interesante apunte sobre la deriva del hábitat en tiempos de Chat GPT.
Los tiempos del high-tech posthumanista
Si ha existido un tema que ha acaparado todas las conversaciones durante este año, ese ha sido el de la inteligencia artificial. Y es que guste —y asuste— o no, parece que ha llegado para quedarse. Más allá del polémico Chat GPT o de las innumerables herramientas y aplicaciones derivadas, su eco inevitable salpica ahora a muchas de las esferas de la vida humana. También a la estética y, cómo no, a la manera de habitar los espacios.
El joven arquitecto Mario Montesinos recibió el encargo de proyectar la casa de un amigo cercano con el que, precisamente, compartía desde su infancia un gran interés por la tecnología y su relación con el hombre. Él y el atrevido inquilino —artista de profesión— vieron impregnados sus trabajos e investigaciones por una cierta filosofía posthumanista. “Compartir estas ideas y el universo estético que representan ha hecho muy fácil el desarrollo de este trabajo y la toma de decisiones, a pesar de lo arriesgado de algunas soluciones”, declara Montesinos a ROOM. Porque si algo hay en el resultado de este original apartamento es su falta de convencionalidad. Clasicismo renovado —o, más bien, alterado— por un estilo radicalmente high-tech.
Mario Montesinos avanza el clasicismo hacia el futuro
Su tendencia ultrafuturista alcanza una neutralidad visual maximizada. En parte por la contención cromática, pues grises y blancos —salvando la excepcionalidad azul de los mosaicos geométricos del suelo— imponen su mutismo. Su carácter aséptico nos traslada a una de esas distopías que encontramos en la ficción, donde sospecharíamos que no existe rastro de vida alguna. Una fuerza artificial desconocida toma este piso donde reina una extraña energía, como si el residente estuviese destinado a convivir con el insensible HAL 9000 de Kubrick. El mismo arquitecto —en colaboración con una herramienta de IA generadora de textos— narra la historia de esta propuesta como un “accidente posthumano”, en el que un objeto no identificado se ha estrellado contra la clásica vivienda. Es por ello que las paredes albinas incluyen marcas fingidas, que revelan el cemento gris de la estructura para demostrar los efectos de esta colisión intergaláctica.
El legado privilegiado del edificio donde se ubica —un antiguo inmueble clasicista en el corazón de la ciudad— se adapta ahora con sus originales techos altos, sus molduras ornamentadas y su exquisito mirador a la Gran Vía de la capital levantina. En la actualidad, el lugar está repleto de vidrios, componente metálicos y plásticos que brillan bajo la luz del sol mediterráneo, forzado a avanzar su pasado drásticamente, en un juego espacio-temporal. Lo reflectante y luminoso converge en una exploración lejos de lo orgánico, rechazando los contornos propios de la naturaleza. Su frialdad no remite a la tierra, más bien a un plano interdimensional, tal como un laboratorio científico donde la maquinaria y los conductos se descubren a la vista, extendiéndose como el sistema circulatorio de una inteligencia artificial cohabitante.
Futurismo en el diseño del mobiliario
De tintes industriales, este diáfano ambiente de 172 m2 cuenta con una iluminación contemporánea, con accesorios lineales unidos a rejillas de metal. En la sala de estar, una obra de belleza futurista cuelga de la histórica placa del techo. Cabe destacar que parte del mobiliario está hecho por el propio Montesinos. Como las puertas correderas de chapa de aluminio, los estantes creados mediante corte láser, la bancada de vidrio… “Pero quizás el elemento que más llame la atención sea la lámpara de comedor. Una pieza a modo de sándwich concebida por dos capas de plástico termoformado, realizadas con la ayuda del artista inquilino, que encierran una tira de tubo led flexible sobre una chapa de aluminio perforada”, nos explica el autor.
Con este libérrimo ejercicio posthumanista, Montesinos apunta hacia nuevas maneras de habitar. Nos preguntábamos al comienzo de este artículo que si la IA había llegado para quedarse. La duda está servida, pero con planteamientos como estos sospechamos que quizás allá hacia donde miran los talentos incipientes de la nueva arquitectura, se halla esa forma evolucionada que aún está por llegar. Un potente anticipo de futurismo cotidiano.
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Mario Montesinos es un arquitecto joven que se nutre de su enfoque académico para enriquecer su práctica profesional. Tras finalizar sus estudios en la Universidad Politécnica de Valencia llevó a cabo sus primeros proyectos en paralelo al desarrollo de su espíritu investigador y teórico. Interesado en lo tecnológico, Montesinos tiene la mirada puesta en el posthumanismo aplicado a los espacios, sin olvidar la experimentación con los objetos.