¿Cómo se diseña un espacio para crear arte? ¿Influye de alguna forma que sea producción digital? En el estudio para Andrés Reisinger, Isern Serra ha plasmado algo parecido a un folio en blanco, una atmósfera sosegada, un estanque mental cristalino.
Un estudio físico para Andrés Reisinger
El porfolio de Andrés Reisinger —creador argentino afincado en Barcelona— es fácilmente identificable por su carácter onírico y surrealista. Dos pilares que sustentan una obra prolífica y demandada que siempre recubre de un característico color rosa. Su recién inaugurado estudio, diseñado por Isern Serra, encapsula su esencia artística en un ambiente a medio camino entre la fantasía imposible y la arquitectura realista. Conformado por una zona multifuncional, esta alberga un área de trabajo, cocina, comedor, terraza, una oficina privada y otras utilidades.
El interiorista catalán ha conseguido concebir un proyecto sosegado —que algunos definirían como zen— con pocos elementos y disponiéndolo a través de gestos sencillos que resuelven las necesidades técnicas. La mesa central polivalente funciona como pieza vertebradora de este entorno híbrido, que aporta a la composición una cromaticidad sacada del imaginario del artista: una clase de rosa palo que se desenvuelve perfectamente dentro de la atmósfera fluida y casi lineal.
Esa tonalidad rosada se reproduce también en la parte superior, en el tapizado aterciopelado de los cojines del despacho de Andrés Reisinger o en el mobiliario, que se completa con las butacas LC7 de Cassina. En el terreno lumínico destaca la lámpara Moon de Davide Groppi; colgada a una doble altura sobre el entorno, posee una textura de papel arrugado que genera una luz tenue y relajante, lo que enfatiza el carácter contemplativo del conjunto.
Las soluciones de Isern Serra
El nuevo estudio de Andrés Reisinger ha sido fruto de la rehabilitación de un local existente en Poblenou (Barcelona). Inevitablemente, la propuesta de Serra se muestra como el resultado de un contexto dominado por la preexistencia: un armazón de hormigón que se exhibe sin ningún tipo de pudor. Una de las primeras decisiones del catalán fue descomprimir el espacio, sustrayendo parte de la estructura de la planta alta para permitir que la iluminación proveniente del jardín inundase toda la estancia.
La otra elección fue mantener y enfatizar la materialidad brutalista al escoger unos acabados que refuerzan el carácter crudo de este lugar heredado. En los paramentos, por ejemplo, se ha utilizado una pintura a base de cuarzo en forma de pasta —de textura irregular similar a la del encofrado— que contrasta con la perfección matérica de los componentes metálicos. La cocina y la escalera ponen la nota escultórica en acero inoxidable; como dos objets trouvés que remarcan respectivamente la horizontalidad y verticalidad espacial y que, además, sirven de nexo con el mundo perfecto y digital de Andrés Reisinger.
Andrés Resinger (1990) es uno de los artistas digitales más influyentes, afincado en Barcelona. Su producción destaca por su carácter onírico, surrealista y el empleo de color rosa.
El espacio de trabajo diseñado por Isern Serra para Andrés Resinger se encuentra en el barrio del Poblenou, Barcelona.