Una residencia aglutina lo que parecen cinco tiendas en medio de un bosque de Japón. Tiene aspecto de complejo de ocio infantil encantador y lúdico, pero, en realidad, es un centro de día de mayores ideado por el arquitecto Issei Suma. En el origen del proyecto, dos señoras de sesenta años, una trabajadora social y una cocinera a punto de jubilarse, quieren construirse una vivienda para ellas donde también podrían ocuparse de otras personas de la tercera edad durante el día, darles de comer y alojar a personas dependientes.
En poco más de 100m2 se distribuyen cinco módulos de distintas alturas pero todas con base cuadrada. En el centro de esa pequeña colmena, está la cocina y el comedor que ocupan el espacio más amplio. En el oeste, el espacio que aloja el dormitorio compartido por las propietarias y en dirección opuesta, la habitación de los huéspedes. Completa el programa un cuarto de baño con piscina en espiral adaptada para el acceso en silla de ruedas.
El logro de Issei Suma reside en haber construido pequeños islotes que crean un conjunto funcional y divertido con sus cubiertas cónicas. En el interior, el hormigón pulido se ilumina con grandes ventanales redondeados en su parte superior, facilitando unas vistas sobre los árboles que rodean ese pequeño claro. En la punta de cada tejado cónico se abre un lucernario para aprovechar toda la luz natural. Pero las láminas de madera clara que cubren tanto las paredes como el tejado, aportan ese carácter distintivo, casi mágico en medio del verdor de la vegetación circundante. El conjunto se integra perfectamente en el entorno natural, para crear un espacio donde retirarse rodeado de belleza y paz.
