La idea de una casa en los árboles nos conecta con un parte de la literatura infantil europea, con las novelas sureñas de Mark Twain o con el sueño bucólico de unión con la naturaleza, a menudo ansiado cuando se vive en la ciudad. Pero una construcción de esta índole no es un simple alojamiento rural. Más que eso, se trata de una vivienda que persigue la inmersión en el medio natural y la conexión con su energía, sus murmullos y sus silencios.
Las dos casas edificadas por Luis y Tiago Rebelo de Andrade en el parque de Pedras Salgadas al norte de Portugal, se realizaron en colaboración con The Modular System Company: una empresa dedicada a crear piezas de madera combinables para conseguir nuevos espacios en lugares poco habituales. En este parque, los arquitectos portugueses apostaron por jugar con distintos planos. Y en efecto, ambos refugios nacen desde una larga pasarela que empieza en el suelo y se yergue por encima del desnivel del terreno sobre unos pilares. Estas cabañas sofisticadas presentan, además, una forma octogonal que le da un aspecto de cabeza de serpiente deslizándose por entre los árboles. Inciden en esta imagen las tejas de pizarra que cubren la estructura de madera, como las escamas de un reptil.
Al entrar uno se encuentra los armarios, el cuarto de baño y luego la cocina y el comedor. El dormitorio queda cerca del inmenso ventanal abierto al bosque para disfrutar de este y, por qué no, para comulgar con él.
