UNStudio siguieron las premisas de la acústica para construir The Mumuth. Un edificio que pueda identificarse todo lo posible con la música. Un lugar singular en las artes de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX.
La historia de la arquitectura y de la música han tenido recorridos paralelos, pues la primera ideaba y realizaba los teatros y auditorios que congregaban al público. Sin embargo, esta relación “natural” no parecía contentar intelectualmente a los arquitectos de UNStudio, Ben von Berkel y Caroline Bos, cuando concursaron entre otros 212 proyectos para diseñar y construir esta ampliación de la Universidad de Música y Artes Escénicas de Graz, en Austria. Su propuesta abarca un teatro de 450 localidades, además de espacios de ensayo y de circulación para el público, en una ciudad donde la enseñanza de la música y las artes escénicas es un I+D.
En su constante búsqueda de nuevas respuestas a los retos de nuestro incipiente siglo, UNStudio investigó la relación más compleja entre la arquitectura y la música del siglo XX: algo que propició el arquitecto del estudio de Le Corbusier, Iannis Xenakis. Este ingeniero griego, pionero en el uso del ordenador en la composición algorítmica, se interesaba tanto por la arquitectura como por la música a la que aplicaba sus descubrimientos matemáticos. Su manera de concebir los ritmos y su especial atención a la acústica le hicieron merecedor de un lugar singular en las artes de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX.
Van Berkel y Bos siguieron esas premisas para construir, según sus propias palabras, “un edificio que pueda identificarse todo lo posible con la música”. La idea de base fue la de un manantial que ocupara el centro de la construcción. El manantial se estructuró en una escultura-espiral, un elemento que se comporta como la música serial contemporánea. Como ella, la espiral absorbe y regula intervalos e interrupciones, cambios de dirección y saltos de escala sin perder la continuidad de la obra. De la caja del escenario, salen otras espirales menores interconectadas con el hall y los accesos, con un espacio fluido entre los distintos volúmenes.
Hacer la espiral presentó el mayor reto al que se han enfrentado estos arquitectos neerlandeses, pues tuvieron que crear una estructura de hormigón nunca realizada anteriormente. Era un reto aún más difícil de ejecutar que el del museo Mercedes-Benz.
Dicha estructura central está iluminada desde arriba por focos y por el techo acristalado que deja pasar la luz natural durante el día.
De unos años a esta parte de Graz se ha convertido en el escenario de una arquitectura novedosa. A pesar de su entorno clásico, la ciudad austriaca ha empezado a mirar al siglo XXI con edificios como la Mur Island, de Acconci Studio (REM 22), la Kunsthaus de Peter Cook (REM 31) o este reciente Mumuth de UNStudio.ç
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