En 1961, la firma Renault sacaba al mercado su icónico modelo 4L: un hatchback democrático, de mecánica sencilla y bajo mantenimiento que brindaba al usuario un interior estructuradamente espacioso. Ahora, 60 años después y con motivo de su aniversario, el diseñador francés Mathieu Lehanneur reinventa el coche del pueblo en el nuevo Suite Nº4. Bienvenidos a la era del hospitality car.
La historia del Renault 4L
Cuatro eles, Renoleta o amigo fiel fueron algunos de los apodos que el Renault 4L fue recibiendo a lo largo de las décadas. El auto planteado por Robert Barthaud se convirtió en un hito y también en el transporte que marcó la movilidad de varias generaciones.
Su invención se produjo por la necesidad de competir en el mercado contra el aclamado Citroën 2CV, aunque su elaboración supuso un cambio rotundo en la filosofía y en la forma de trabajar de la compañía. Con ello, se abandonó el proceso tradicional de “todo atrás” para apostar por un enfoque pionero: motor de cuatro cilindros, tracción delantera y suspensión con barras de torsión, entre otros elementos. Incluso externamente, la curva dio paso a la línea recta y lo sinuoso se hizo cuadrangular.
60 años han pasado desde entonces, pero la historia que lo avala sigue dejándolo en una posición privilegiada dentro del mundo del automóvil. En 1993 se sumió en un sueño eterno al pararse su fabricación, pero parece que este 2021 ha despertado de su letargo ofreciendo un concepto distinto: un renovarse o morir en toda regla.
El concepto nómada de Mathieu Lehanneur
La colaboración de Mathieu Lehanneur con Renault ha traído un retrofit del coche que no solo atañe al nombre. Suite Nº4 es un pequeño testimonio sobre el éxito de la moda camper: esa conversión de un furgón o camioneta en un hogar sobre ruedas. Quizás por una iniciativa generacional de romper dogmas, sumado a las precarias condiciones sociales en las ciudades, la vida nómada se ha vuelto una opción cada vez más viable. Lejos de una vivienda autosuficiente, esta versión del diseñador francés solo incluye una pequeña suite en la parte trasera, como una especie de profecía cumplida de aquel Renault 4L ideado por Tati en el filme Traffic.
“Suite N°4 es una nueva experiencia de la movilidad y del viaje. He buscado una hibridación entre el mundo del automóvil y el de la arquitectura para crear una habitación de hotel a cielo abierto”, afirma. Su carrocería mantiene el espíritu sobrio y purista del original, todo matizado en un tinte crema completamente mate. En la parte delantera, los mismos faros de antaño iluminan el camino por carreteras y senderos, mientras que en la parrilla central se evoca la ondulación del oleaje en aluminio; sin duda, un guiño particular a las colecciones escultóricas, como Ocean Memories, del propio Lehanneur.
La zona del maletero sustituye su formato habitual por un portón con cristalera de policarbonato, a modo de observatorio, que posee en su techo una rejilla llena de paneles solares. La luz inunda la estancia de la misma manera que sucedía en las arquitecturas transparentes tan en boga en la segunda mitad del siglo XIX. El interior se predispone para la comodidad con cojines, y una tapicería amarilla de terciopelo que cubre los asientos y el salpicadero. El diseño se muestra acogedor, algo que también se consigue gracias a los apliques lumínicos y a la mesa de banco que se desliza hacia fuera.
Mathieu Lehanneur ha hecho de esta nueva pieza un vehículo 100% eléctrico lleno de sofisticación, una combinación perfecta de arquitectura y motor como obra de arte. El antiguo Renault 4L dice adiós a la morfología estructural primitiva en pos de facultades más contemporáneas: la romantización de la escapada y la búsqueda de la vida moderna sin anclajes, solo kilómetros para dormir frente al mar.
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60 años
Es un diseñador industrial francés con un enfoque multidisciplinario de la creatividad: sus proyectos amplían los dominios del diseño de productos y se centran en la arquitectura, la artesanía y la tecnología.