El trabajo de Felice Varini es una muestra de cómo con elementos sencillos y básicos, se pueden crear atrevidas propuestas artísticas. Usando la línea y el círculo como pilares fundamentales, encontramos numerosas exposiciones sobre espacios interiores y urbanos que resultarían incompletas de no ser por la presencia del espectador, que les da forma convirtiéndose así en parte de la pieza. París es uno de sus escenarios favoritos, y espacios como Le Mont Saint Michel o Le Grand Palais se han rendido ante el juego de volúmenes y puntos de vista que nos propone Varini.
“Sept petits disques dans le grand” es el conjunto de pinturas que hasta hace un par de semanas se vieron en la Galería Mónica de Cárdenas en Zuoz (Suiza). Si hacemos un breve repaso de la trayectoria del autor, se puede intuir que quizá esta es la evolución de una misma obra cuyo origen estaría en la “10, rue Vavin” de 1984, que ha ido cambiando hasta convertirse en lo que hoy en día es. Un trabajo de profundidad geométrica, color y trazos distorsionados que dan como resultado una única perspectiva. Aquella de quien se ha cansado de los límites restrictivos del lienzo y busca la creatividad en los recovecos arquitectónicos de la calle.
