Henri Cleinge es un arquitecto canadiense cuyo estudio está especializado en interpretar la arquitectura del pasado. En sus proyectos siempre se posiciona como un firme defensor del espacio existente procurando mantener su esencia, pero sin llegar a convertirlo en un condicionante real. Sus deconstrucciones le permiten dar protagonismo a la iluminación y enfatizar los elementos realizados con madera, metal y hormigón. El resultado: una arquitectura mejorada en concepto y forma.
En el caso de las oficinas centrales de Crew Collective & Café, el escenario escogido fue la antigua sede del Royal Bank en Montreal, Canadá. Un edificio en pleno centro histórico construido en 1926 y que había que reconvertir en un área nueva y funcional. Sobre todo funcional, ya que el planteamiento empresarial de Crew Collective & Café aglutina un café, unas oficinas tecnológicas y una zona flexible para profesionales independientes. Un paso más allá del concepto co-working.
Desde un primer momento, la idea de Cleinge fue la de que trabajadores fijos y nómadas interactuaran de un modo colaborativo dentro de las mismas paredes. Sólo un cristal los separa. Mantener el interior intacto les llevó a construir habitáculos sin tocar las paredes del banco, por lo que los cubículos revestidos en bronce hacen las veces de despachos y estos, a su vez, dan paso a las salas de reuniones. Todo ello conservando o restaurando los suelos de mármol, las lámparas, los artesonados… E incluso la línea de cajas del banco, dentro de la barra del actual café.
Crew Collective & Café es un reto creativo con límites difusos. Dónde acaba el conservacionismo y comienza la era tecnológica es una pregunta que se diluye entre los altos techos de este rincón canadiense. Un lugar donde los amantes del diseño se perderían durante horas, portátil y café en mano.
