¿Quién piensa que el tamaño sí importa? Más allá de la sonrisa que pretendo haber arrancado, la problemática con la dimensión de las viviendas es algo serio, especialmente cuando hablamos de pisos históricos. Ahí es donde entra Zooco Estudio obrando el milagro en la reforma de Churri House: una casa en un edificio del siglo XIX que, a pesar de su encanto, se había quedado cristalizada en su configuración originaria de pasillos oscuros y habitaciones sin luz.
La multiplicación del espacio por parte de Zooco Estudio
Situada en un edificio decimonónico con protección ambiental en sus fachadas, Churri House llevaba décadas atrapada en su morfología previa: largos pasillos y estancias comunicadas que generaban una atmósfera opresiva. Zooco Estudio, sin embargo, decidió desmadejar el ovillo del laberinto del espacio. La clave del proyecto se hallaba en la creación de un núcleo multifuncional que actuase como una plaza donde vivir, comer, trabajar y jugar. Un «corazón» doméstico que reorganice las dinámicas familiares y maximice la orientación sur, inundando de luz natural un lugar que antes parecía condenado a la penumbra.
Otro de los aciertos ha sido no seguir la geometría marcada por las vigas de madera. Al liberar estructura de distribución, el equipo de Zooco Estudio ha podido sacar el máximo provecho de la superficie, generando además una serie de ángulos en la composición que enriquecen la perspectiva visual. De ese modo se ha concebido un apartamento donde no hay metros estériles, sino rincones vivos en los que ocurren escenas cotidianas, como una mesa redonda que encuentra intimidad en mitad de lo diáfano. La decisión de no saturar los elementos hasta el techo es un detalle que puede pasar desapercibido; pero, aunque unos centímetros poco aprovechables se pierdan, se ha ganado amplitud, dejando que las formas respiren y haciendo que la luz haga su magia.
Dos elementos y un diálogo en un edificio del siglo XIX
El diseño introduce dos nuevos elementos que organizan las estancias y redefinen los límites de la vivienda. Estos elementos, revestidos de madera de roble, albergan las habitaciones de servicio —aseos, cocina, lavandería— y los dormitorios, originando un contraste sutil pero contundente con las paredes blancas, que conservan la estructura primigenia. Este juego de materiales establece un diálogo entre lo antiguo y lo nuevo: la madera existente en el armazón se expone casi en su totalidad, mientras que el panelado de roble, con su acabado continuo y modulado, marca la intervención contemporánea. Las puertas y áreas de almacenaje se integran de manera casi imperceptible, como si cada línea y cada textura estuvieran planteadas para desaparecer en el conjunto.
Aunque la madera de roble es la protagonista indiscutible, los componentes utilizados en las zonas húmedas y la cocina se seleccionaron pensando en la funcionalidad, la neutralidad y la atemporalidad. Un enfoque que permite conservar la frescura del diseño a lo largo del tiempo, sin que ningún detalle robara brillo al concepto general de la propuesta. El resultado es un hogar que fluye, que respira y que conecta lo tradicional con lo actual. Uno que celebra el tiempo, la luz y a esa capacidad tan humana de transformar el espacio en un lugar para habitar.
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Churri House se encuentra en el barrio de Puertochico, en Santander, un enclave pintoresco con gran valor histórico.
La reforma fue diseñada por Zooco Estudio, un estudio de arquitectura que combina tradición y modernidad en sus proyectos.
