Ubicado en el distrito de Gangnam de Seúl, Audeum Museum se erige como una arquitectura en torno a la experiencia sensorial. Un edificio de Kengo Kuma donde el nipón nos demuestra su destreza mezclando materiales para contarnos la historia de la tecnología auditiva a lo largo de las décadas.
El sonido: un material más para Kengo Kuma
“La gente tiende a creer que la piedra y la madera son los elementos constructivos más importantes, pero en mi trabajo la luz natural es uno de los recursos más relevantes. Permitir su paso no solo nos conecta visualmente con el entorno, sino que también nos muestra el discurrir del tiempo: a través de la luz matutina y la del atardecer se nos da un mensaje. Otro detalle que contribuye a la armonía y que a veces no se tiene en cuenta es el aire”. Estas palabras ponen de manifiesto cómo Kengo Kuma es un arquitecto habituado al manejo de esos materiales-inmateriales: la luz y el aire. Y el diseño de este edificio en Seúl ha implicado para Kuma trabajar con otra de esas sustancias: el sonido.
Audeum es el nombre de este museo dedicado a la historia de los reproductores sonoros desarrollados a partir del siglo XIX. Un volumen que nos concede un recorrido histórico y pedagógico, pero que también funciona como “un instrumento arquitectónico que devuelve a los humanos a un estado natural, permitiéndoles experimentar los cinco sentidos del cuerpo”. Es así como Audeum redefine eso que genéricamente se entiende por experiencia auditiva. La sensibilidad y fuerza experimentadora de Kuma se ha unido aquí a la determinación y financiación de Michael Chung, especialista en equipos acústicos y fundador de la muy prestigiosa marca de amplificadores de válvulas de vacío Silbatone Acoustics.
Audeum Museum. Entre el aluminio y la madera
El cuerpo exterior impresiona por estar envuelto en 20 000 tubos de aluminio superpuestos que, a priori, pueden recordar en el ojo occidental a la imagen del órgano barroco. Este recurso permite a Kuma construir por medio de la luz, generando un efecto comparable a la luminosidad dentro de un bosque de bambú. El centro está situado en una zona residencial próxima a las montañas Cheonggye, de modo que, por su carácter reflectante, estos cilindros incorporan cromatismos y variaciones lumínicas del paisaje urbano y natural, convirtiéndolos en parte de la expresión viva del conjunto.
El acceso se realiza por una gran escalinata que se adentra al nivel subterráneo, transitado por un muro de piedra. Paredes revestidas de ciprés en el atrio originan la transición al interior, protagonizado por la madera. Precisamente, Kuma llama “cortina de madera” a la técnica que ha aplicado en estos espacios, técnica cuyo propósito es enfatizar la tersura enteramente natural de este componente, y que ha sido diseñada teniendo presente el concepto de la acústica, a fin de incrementar su capacidad evocadora.
Los acabados en tela recubren de extraordinaria e inesperada belleza una de las salas, ofreciendo una sorprendente manifestación de lo etéreo o evanescente. Una estancia cuya imagen y vivencia sugiere cómo cada uno de nuestros sentidos opera mediante la participación de los cuatro restantes. Porque percibir con intensidad un sonido, una imagen o una textura conlleva a hacerlo con los cinco sentidos. Y Kuma ha tratado de transmitirlo en la arquitectura de este museo, dedicado a una tecnología que amplía nuestras facultados orgánicas para oír y escuchar; intensificando nuestra impresión consciente de presencia y existencia.
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En el distrito de Gangnam de Seúl, en Corea del Sur.
