¿Sueñan los androides con vacunas mecánicas? Durante este último año hemos cruzado la fina línea que separa la utopía y la distopía en tantas ocasiones que ya casi no consigue sorprendernos. Nuestro contexto nos ofrece una serie de recursos —más propios de la ficción— que pueden anticiparnos a una realidad cada vez más veloz y tratar de imaginar cómo podrían ser las ciudades del futuro. Así lo explican Reinier de Graaf, Alex Retegan y Hans Larsson en nombre de OMA como parte de la exposición Doce fábulas urbanas—Nave 16 de Matadero Madrid hasta el 31 de enero, online hasta el 30 de abril— donde plantean una propuesta a partir de la concepción del “Hospital del futuro”.
Pensar en la evolución de la urbe desde el punto de vista del sistema sanitario parece estar enfocado en obtener atención mediática y acaparar telediarios. Una premisa que podría ser engañosa —a pesar de la relevancia mundial de la covid-19— si recordamos lo voluble que es nuestro presente. Sin embargo, la investigación lleva realizándose desde la primavera de 2019 y se basa en el análisis de encargos de hospitales y conjuntos sanitarios que OMA estaba recibiendo por todo el planeta. La situación actual no influyó en la génesis de la idea, pero sí que hace mella en la sensibilidad que experimentamos al percibir el resultado.
El trabajo parte de la sensación de vulnerabilidad que nos ha dejado la pandemia. Si 2008 demostró que nuestra economía no era tan fuerte como imaginábamos, 2020 lo ha hecho con nuestra salud. Los arquitectos buscan el amparo en las soluciones que ha dado la historia para circunstancias similares. Las murallas medievales contra la peste negra, las nuevas ciudades de la época industrial, hasta llegar a la tipología del hospital moderno. Un aspecto en el que el desarrollo constructivo se quedó atascado proponiendo respuestas arcaicas, incapaz de seguir el ritmo del progreso científico.
Después de un diagnóstico así solo podemos aventurarnos a hallar un tratamiento, pero la arquitectura —igual que la medicina— no es una ciencia exacta. Sería absurdo contestar con un modelo concreto para un problema de escala global. En lugar de planos o imágenes, la exposición nos muestra cuatro problemas específicos en las tipologías de los hospitales y cuatro posibles resoluciones fundamentadas en fenómenos perfectamente contemporáneos.
En “Hospital del futuro” se exhiben cuestiones relacionadas con el impacto urbano de la hiperdensidad de estos proyectos, la coordinación de suministros, la obsolescencia de procedimientos administrativos o la saturación de la plantilla; y cómo estas se contraponen a otros conceptos, entre ellos, los modelos transformables como los de los teatros —incluso impresos en 3D—, la producción optimizada por un método de inteligencia artificial como Amazon, la atención remota gracias al 5G, el estudio de datos personalizados o la colaboración humano-robot.
Todo este catálogo de ideas se plasma en un vídeo que logra alejarse de las técnicas más tradicionales de representación arquitectónica y se adentra casi en el terreno cinematográfico. El formato contribuye a que nuestra realidad se suspenda y nos veamos inmersos en la que se nos enseña. Seguimos la narrativa sin saber bien cuál es el límite de ambas ni si llevamos en la sala quince minutos o un año entero. Aunque el vídeo se acabe y las luces se enciendan.
