Detectar lo sublime en la catástrofe ya lo recuperó el romanticismo y supo explotar su potencial. Las temporalidades, el pasado y el futuro, gozan de un extraordinario poder estético y poético. De conjugar esta categoría de placer visual con un vigentísimo debate político sobre la transformación medioambiental provocada por la mano del hombre, resulta un área de creación y debate que aborda el papel del arte en la transformación ecológica: las imágenes de Ángel Pantoja se plagan de distopías y los discursos de posicionamientos.
Es de ahí, de la postura ambientalista y ecologista de Ángel Pantoja de donde surge Visions of a Dystopian Future. Landscape, Storms and Partridges, la muestra que alberga la galería sevillana Weber-Lutgen hasta finales de enero. Orbitando alrededor de la pasada cumbre del clima, se suma a otras iniciativas para poner de manifiesto la necesidad de ofrecer diferentes relatos a la emergencia climática y postular los discursos creativos como espacios de combate.
Con el collage como protagonista, seña identificativa en la obra del artista, las piezas plantean esa oscilación desde el desastre que se vislumbra en la recientemente denominada “era del Antropoceno”, a la poesía que respiran las bolsas de plástico que surcan nuestros cielos en Arias para tormentas de bolsas de plástico. Y aún más allá en el tiempo, en un tiempo posterior y favorable, esa era ha terminado y la belleza anterior a la hecatombe vuelve a surgir entre nuestros escombros en la serie Hojarasca. Mirarlas es placentero, casi podemos escuchar el aria y el cantar de los pájaros, es el caos al servicio de la estética.
Entre la utopía y caos se mueven los futuros que compone Ángel Pantoja, con el consumo y sus basuras como actores principales. Pero sus imágenes no pueden inscribirse realmente en otro momento que no sea el actual: nuestros desechos ya inundan los océanos y los apilamos en forma de montaña, las aves ya conviven con nuestros electrodomésticos obsoletos en las cunetas y los montes, a veces con suerte en los vertederos. No es un futuro distópico, es más bien una imagen documental.
