La idea de crecer y consolidarse encuentra la metáfora perfecta en la imagen del árbol: su tronco, como la estructura esencial de su identidad, que se ensancha y robustece con el paso del tiempo; y sus ramas, desarrollándose vigorosamente y produciendo hojas y frutos. Quizá por su dedicación a la madera, esta imagen ayuda a comprender conceptualmente el significado de la nueva sede de la empresa maderera Finsa: fortalecer la identidad de la empresa y crecer desplegando nuevas ramas.
Situado en Santiago de Compostela, el edificio es resultado de la colaboración entre Antón Varela y mrm arquitectos. El equipo ha logrado un proyecto de oficinas de madera cuyo tronco se halla en un espíritu de pragmatismo y sencillez, valores constantes de la firma gallega. Las ramas jóvenes que nacen a partir de él son el planteamiento de la sede: una serie de áreas abiertas y flexibles, puntos de encuentro para la inspiración y el intercambio de ideas.
Apelando a la claridad y subrayando la capacidad de la madera para actuar como elemento generador de lugares y atmósferas, los arquitectos han optado por un esquema básico para componer la distribución interior: una trama en retícula que permite ordenar y crear el espacio, así como establecer unos usos basados en la ductilidad.
Un módulo cuadrado en la parte central actúa como eje a partir del cual se orientan los recorridos sin alineaciones predefinidas a fin de garantizar así la versatilidad que requiere una construcción cuya función es sobre todo pública. En planta baja, encontramos la recepción y una zona polivalente que funcionará como stand de exposición; mientras que la primera planta está protagonizada por un espacio abierto a modo de gran “plaza”, delimitado por salas de reuniones de diferentes características para dar cabida a todo tipo de reuniones.
La precisa ubicación de dos elementos, una escalera y un patio, contribuye a enfatizar la impresión de verticalidad y a jerarquizar las áreas libres que surgen en torno a ellos en los dos niveles. Además de la sensación de amplitud, este planteamiento ayuda a conectar visualmente ambas plantas. Por su parte, los lucernarios de la cubierta permiten que, en los frecuentes días nublados, penetre una copiosa luz difusa, que beneficia la calidad estética de los espacios.
La sencillez de los interiores se ha prolongado también en el diseño de las fachadas. Sus cierres de vidrio, sin carpintería vista, sugieren una vinculación fluida entre la nueva sede, los edificios contiguos de la empresa y el entorno natural que los circunda.
