En el suave declive del verano en la Costa del Sol, el otoño marbellí nos presentaba la séptima edición de Marbella Design & Art. Este 2024, el festival —un clásico en la ciudad del lujo— aglutinó una selección de arte contemporáneo e interiorismo. Y desde ROOM, que apreciamos el buen tiempo y el buen diseño a partes iguales, os dejamos una selección de los espacios que brillaron con luz propia.
Aisha. Un equilibrio de contrarios por Paralela
La propuesta del estudio albojense Paralela —premio al mejor proyecto— encabeza nuestra selección. Titulada Aisha —cuyo nombre es ya una declaración de intenciones—, esta planteaba una reinterpretación bastante libre de las raíces constructivas árabes; un juego de dualidades donde cada detalle resaltaba el equilibrio entre contrastes aparentemente opuestos. La composición exploraba la dicotomía entre artesanía y tecnología mediante materiales vinculados a la tradición andalusí, como la piedra, la arcilla y los textiles naturales.
Una selección que convivía con superficies tecnológicas de alta precisión, configurando una atmósfera ambigua donde cada detalle constructivo confrontaba arraigo y evolución. Estos disímiles, lejos de ser disonantes, originaban una armonía que envolvía al visitante en un ambiente cálido y sofisticado, creando un escenario versátil donde los objetos se transformaban en obras de arte que dialogaban con su entorno.
LivinGreen Pavilion. Topografía cromática por Welcome Design
Un buen resumen del trabajo de Mar Vera y su equipo en LivinGreen Pavilion sería: lo han vuelto a conseguir. Welcome Design —participante destacado de Marbella Design & Art— ha sorprendido un año más con un espacio que destilaba su característico estilo de composición planimétrica henchida de color. Con el atrevimiento de quien se sabe ducho en su labor, esta edición ha asumido el notable reto de elevar el riesgo y explorar la tridimensionalidad de su lenguaje. El proyecto se convirtió en una topografía de planos donde se exploraba la percepción a través de la textura y el cromatismo, y donde los complementos seleccionados introducían un contraste tonal único.
En LivinGreen Pavilion se rendía un homenaje directo al racionalismo de Mies Van der Rohe y a su Pabellón Barcelona, poniendo de relieve la teoría del punto rojo, con la que rompían la uniformidad verdosa del conjunto. Una escenografía que se convertía en una experiencia sensorial capaz de trascender lo meramente visual.
Sibari. Alfonso Castellón y el baño hedónico
El proceso cotidiano del baño ha sido reinterpretado por el marbellí Alfonso Castellón, convirtiéndolo en un deleite que deja atrás la funcionalidad racional en búsqueda del placer íntimo. Inspirado en la estética hedonista de La Dolce Vita de Fellini, Sibari capturaba la esencia del glamour italiano con una mezcla de lujo y profundidad introspectiva.
La vivencia inmersiva se combinaba con un estilo meticuloso para concebir una narrativa dinámica. Cada rincón evocaba una sensación donde la belleza, además de atributo estético, se percibía como un modo de vida. Un baño que, más allá de su utilidad, se presentaba como un lugar para la contemplación y el disfrute.
Caelum. El espacio gastronómico de CODA y Estudio Hilera
En este tipo de enclaves bulliciosos con ajetreo de gente, la acústica resulta fundamental, todavía más si se busca construir una zona de descanso en medio de un vento. En Caelum, el confort auditivo se volvía el leitmotiv del planteamiento gracias a un arabesco de cota de malla suspendida y a piezas de un material fibroso y fonoabsorbente en placas.
Así, el restaurante se alzaba como un área envolvente que tomaba su inspiración en el trabajo de Pablo Palazuelo o Enric Miralles. Asimismo, el resultado exploraba también la confrontación entre lo artesanal y lo tecnológico con el proceso de montaje manual de las 496 piezas, esbozadas con precisión en CNC.
Auditorio de Deseesedesign. Un encuentro bohemio
El auditorio plasmado por Deseesedesign rompía con la rigidez característica de estos sitios. Desde el acceso —una puerta grande y pivotante que volumétricamente simula un contenedor hermético—, el stand proyectaba una atmósfera bohemia e irreverente. En el interior magistralmente representado, la sala oblonga fomentaba la interacción a con una disposición redonda y acogedora. A esto se le añadían los tonos rojizos y el diseño acústico del techo, que reforzaban la sensación de intimidad, transformando las conferencias en encuentros cercanos y cálidos.
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