Tienda de Prada de Tokio. OMA. Una partida de llenos y vacíos

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En el comercial distrito de Shibuya, abriéndose hueco en la fachada del centro comercial Miyashita Park, un gran ventanal atrae las miradas de los transeúntes. A través de él, OMA nos invita a descubrir el aparente minimalismo de la nueva Tienda de Prada de Tokio. 300 m en constante diálogo entre lleno y vacío, no aptos para tripofóbicos.

Tienda de Prada de Tokio. OMA

Los arquitectos holandeses nos animan con esta Tienda de Prada de Tokio a ser testigos de una partida de ajedrez que va de lo obvio a lo sutil, creando una experiencia de contrastes. Comienzan proporcionándonos un tablero, de una forma muy literal, presentando el clásico binomio de azulejos en blanco y negro pero, a tal escala, que el visitante se convierte en una de las piezas del juego. Blancas mueven primero, llenando la estancia con una luz cenital neutra que nos da una visión global del espacio y de lo que en él nos vamos a encontrar.

Tienda de Prada de Tokio. OMA
 OMA

La partida prosigue con los expositores rectangulares metálicos que se distribuyen por la sala y que son a la vez lleno, y a la vez vacío, pues su efecto espejo multiplica las cuadrículas expandiendo los confines visuales. Este tira y afloja de contrastes tiene su punto álgido en las paredes que envuelven el espacio. Aparentemente no son más que una textura retroiluminada que contrasta con el ambiente, aportando un toque de color. Sin embargo, este material, diseñado en 2002 para el Epicentro Prada en Los Ángeles, es mucho más que una pared bonita. Con la estructura orgánica propia de una esponja, los llenos y vacíos se suceden, cambiando de escala, forma, regularidad y transparencia, generando una trama natural y artificial a la vez. Aunque a priori pueden parecer aleatorias, estas estructuras son fruto de un profundo estudio que ha permitido parametrizar las características de la esponja y crear un material único que ya es conocido como Prada Sponge.

Tienda de Prada de Tokio.

Tras este jaque de las blancas, prosigue el juego. Negras contraatacan generando nuevos vacíos sobre la pared a modo de estantes para los productos, que resaltan contra el verde de fondo. Las jugadas se multiplican y el diálogo continúa, sin que haya un ganador claro. Nada quita protagonismo a las prendas, sino que todo resta en armonía. De esta forma, se declaran tablas ante tal equilibrio de fuerzas, invitando al visitante a que genere nuevos movimientos con su visita, y reabra la partida.

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