Wutopia Lab viene despuntando en los últimos años con interiores tan cosmopolitas como brillantes. The Aluminium Mountain, su último gtrabajo, es un parque expositivo dedicado a las medicinas ancestrales chinas en Cantón
Un edificio de aluminio que quiere ser un jardín
La inserción de la arquitectura china en la gran corriente moderna del siglo XXI es tan problemática como la reconstrucción de sus conexiones —bruscamente interrumpidas— con su tradición multimilenaria. La polaridad de esos dos desafíos, complementarios y contradictorios a la vez, activa el campo magnético que dota de sentido al aluvión de proyectos que nos llega todos los días desde el gigante oriental, donde —además— nada se mueve fuera de un estricto control estatal no siempre tan visible. Dos apuntes: en 2016, el Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano proscribió las arquitecturas “sobredimensionadas, extranjerizantes y extrañas”; y en 2020, las réplicas de monumentos célebres.
Ese es el contexto de obras como esta última de Wutopia Lab, el estudio de Yu Ting radicado en Shanghái que viene despuntando en los últimos años con interiores tan cosmopolitas como brillantes. The Aluminium Mountain es un parque expositivo dedicado a las medicinas ancestrales chinas en Cantón. Emplazado al pie del Monte Luofu —una montaña significativa para la tradición taoísta—, su geometría sinuosa y orgánica reelabora en términos tecnológicos y poéticos algunos tópicos del jardín tradicional chino, en particular el que resume la frase “tres montañas y el mar” como imagen paradisiaca de un palacio celestial.
Wutopia Lab, taoísmo y ciencia ficción
El conjunto debe leerse en función del itinerario previsto: desde un embarcadero protegido por una membrana de vidrio en forma de U, el visitante inicia un paréntesis en su existencia cotidiana a bordo de una barca roja que, tras una corta navegación por el estanque, le conduce hasta una recepción circular.
Tres conos de aluminio perforado culminan otras tantas áreas redondas que desarrollan el programa en esa misma planta y en un nivel subterráneo. Desde la recepción, el público puede remontar la escalera en espiral hasta la cumbre de los dos conos principales, donde se enfrenta a la imponente vista del Monte Luofu entre la niebla; o descender hasta el “laberinto de burbujas” que alberga bajo tierra salas de exposición y de proyecciones en torno a un “patio sumergido”, igualmente circular, que prolonga el espacio multimedia de la burbuja central en el piso inferior.
Seis soportes de hormigón sostienen los conos perforados con un gradiente que —gracias a las láminas luminosas que envuelven las fachadas— parecen flotar sobre el agua por la noche y, durante el día, desaparecen parcialmente en la niebla. La misma que, aliada con el gris del metal, provee esa poética y feliz suspensión temporal que Yu orquesta entre el taoísmo y la ciencia ficción.
En este enlace puedes ver un artículo sobre Wutopia Lab y en el que puedes su trabajo